La exposición Ordorika: la constante búsqueda del arte, que la tarde del miércoles se inauguró en las galerías de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la presencia del rector José Narro Robles, demuestra cómo la pintura se volvió una actividad paralela a la arquitectura de Imanol Ordorika Bengoechea (Lekeito, Vizcaya, 1931-Ciudad de México,1988).

El artista, padre de Imanol Ordorika Sacristán, quien asistió al acto, logró un estilo al que denominó pintura abstracta geométrica, el cual se caracteriza por la planificación de la obra sobre principios racionales.

Ordorika, quien llegó a México a la edad de ocho años, en 1939, a consecuencia de la Guerra Civil española, perteneció a la generación hispano-mexicana que arribó al país con sus padres.

La muestra, que incluye pinturas y dos esculturas, revela la conciencia de los trazos al captar la esencia de la forma, y las imágenes cobran una expresión que sólo está limitada por la experiencia sensible del espectador.

Texturas, formas libres y colores

María José Ordorika Sacristán, hija del arquitecto que extendió su campo de acción a la pintura, la escultura y el diseño industrial, en el catálogo de la exposición escribe que durante varios años la pintura del artista fue figurativa hasta principios de los años 70, cuando inició con algunas deformaciones de imágenes e incursionó en lo que se denomina pintura abstracta expresiva.

Texturas, formas libres y colores llenaban los lienzos de gran formato. Esta época se caracterizó por piezas de composición a-sistemática con gran contenido sensitivo y expresivo de la factura y de los materiales artísticos en los elementos visuales.

En las obras, Ordorika utilizó materiales como polvo y gravas de mármol, piedras, maderas, metales y lonas. La mayor parte de su trabajo le permitió proponer un contraste visual del espacio, digno poseedor de maestría en la composición y la armonía de lo plástico-pictórico y plástico-lineal.

El artista pintaba con la misma dedicación y disciplina que tenía con sus proyectos arquitectónicos. Recuerda su hija que con un análisis riguroso preparaba varios croquis para cada cuadro, analizaba para cada uno distintas opciones de materiales, de colores. Cualquier cuaderno era bueno para de repente empezar a diseñar un cuadro.

La continua búsqueda del espacio en sus pinturas, en ocasiones provocó que partes de la obra se salieran del lienzo, generando algunas piezas que pueden ser catalogadas como esculto-pinturas. Pero entonces también hizo escultura, y lo hizo igualmente con materiales de gran fuerza expresiva, con piezas pre-existentes: maderas; mármoles y objetos metálicos que tomaban nueva vida en las composiciones en que él las re-agrupaba.

El director de la ENAP, José Daniel Manzano Águila, quien organizó la muestra con el apoyo de la familia del artista, explicó que Ordorika, independientemente de los años de estudio de su carrera de arquitecto, siempre y desde los años 50 aparece ligado al quehacer plástico.

Ordorika exhibió su pintura y escultura en 1975, en el Palacio de Bellas Artes, y sus cuadros y arquitectura en 1976, en el Museo de Arte Moderno de Bilbao, Vizcaya.

Esta unión de arquitectura, pintura y escultura le permitió una unidad de visión y una simbiosis que define y caracteriza su obra y sus investigaciones teóricas.

Ordorika: la constante búsqueda del arte concluirá el 13 de octubre en la ENAP, plantel Academia de San Carlos (calle Academia 22, Centro Histórico). Horario de lunes a viernes de 9 a 19 horas.