n julio del año pasado las autoridades de Quintana Roo anunciaron la construcción de un parque eólico en Cozumel, el cual suministraría energía a dicha isla y a los hoteles de la Riviera Maya. Cabe señalar que en 1994 el gobierno federal había concedido a la empresa Cozumel 2000 permiso para instalar 60 turbinas generadoras de energía de ese tipo, pero nunca se llevó a cabo, al parecer por incosteable. Mas ahora sí todo estaba listo para levantar un enorme parque eólico en 3 mil 560 hectáreas propiedad del gobierno del estado, que las cedió como parte de su aportación al proyecto de la empresa Power Group, que invertiría mil millones de dólares.
Las obras comenzarían en enero próximo y se contemplaba instalar 121 torres aerogeneradoras de 80 metros de alto y aspas de 100 metros de diámetro, sobre un franja de casi 35 kilómetros y 12 metros de ancho a lo largo de la costa oriental de Cozumel. Agrupaciones civiles y científicas alertaron que la isla no era apropiada para el proyecto por ser hábitat de, por lo menos, 30 especies endémicas, amenazadas o en peligro de extinción. O los manglares, sujetos a protección especial por ser rica fuente de recursos y barrera contra los huracanes. Además, Cozumel alberga una biodiversidad impresionante: incluye cerca de 40 por ciento de la flora de Quintana Roo, 23 especies de anfibios y reptiles, 224 de aves, 15 de mamíferos terrestres y 24 de murciélagos.
Pese a las advertencias anteriores, el proyecto lo oficializó Gerald Monkhouse, presidente de México Power Group, ante el licenciado Felipe Calderón y otros importantes funcionarios en una reunión especial celebrada en Los Pinos. Hoy, México Power Group nos comparte su decisión de invertir 2 mil quinientos millones de dólares para construir en los próximos años parques de energía a base de viento. Esta inversión tendrá un impacto muy positivo en lo económico, social y ambiental
, dijo agradecido Calderón. Y es que Monkhouse le anunció allí la multimillonaria inversión en tres centrales eólicas ubicadas en Cozumel, Baja California y Zacatecas. Producirían mil 500 megavatios de energía gracias a 700 aerogeneradores instalados en una superficie de 35 mil hectáreas.
Por su parte, el gobernador de Quintana Roo afirmó estar seguro del éxito de la iniciativa y felicitó y reconoció a México Power Group por aceptar la invitación de su gobierno para hacer los estudios pertinentes sobre el potencial eólico de Quintana Roo y concluir que es apto para la generación de ese tipo de energía. Porque, sostuvo, el viento pasa, al igual que los ríos van al mar, y hay que aprovecharlos. Acciones como ésta deben estar en la conciencia colectiva
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Pese a tantos halagos, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) recientemente anunció la cancelación del citado parque debido, entre otras cosas, a imprecisiones e inconsistencias en la descripción del proyecto, a tal grado que impiden conocer sus dimensiones, ubicación y alcances. A que el Programa de Ordenamiento Ecológico de la isla prohíbe la instalación de infraestructura de comunicación y conducción de energía eléctrica, mientras los relacionados con flora y fauna prohíben cortar, quemar o remover la vegetación natural, la más rica de la entidad. Además, el proyecto tendría influencia en áreas de manglar, protegidos por la Ley General de Vida Silvestre. La empresa tampoco demostró que con sus obras no propiciaría la pérdida de especies de flora y fauna con categoría de amenazadas o en peligro de extinción en la legislación mexicana.
Esta aprobación-cancelación demuestra que las autoridades ambientales no ilustraron verazmente al licenciado Calderón sobre proyectos tan importantes de energía eólica. Tanta irresponsabilidad para con su jefe y, por supuesto, con los ciudadanos, obliga a dicha dependencia a informar de los otros dos parques que la trasnacional piensa instalar en Zacatecas y Baja California. Si ambos están sustentados tan mal como el de Cozumel, deben terminar en la basura. Y ser nuevos ejemplos de la ligereza aprobatoria de los funcionarios para con las trasnacionales. Como ya ocurrió, y puede volver a suceder, en Cabo Pulmo.