oronto, 16 de septiembre. No son premios que causen gran expectación porque, según se sabe, Toronto es un festival en esencia no competitivo, y la única sección dotada de un jurado oficial es la del cine canadiense (que es, quizá, la que menos atrae al visitante en general por esa fama, bien ganada por la cinematografía local, de ser anodina).
En todo caso, esta ocasión se otorgó el premio City of Toronto y el Canada Goose Award –literalmente, Premio Ganso Canadiense– a Laurence Anyways, tercer largometraje de Xavier Dolan. El premio a mejor cortometraje canadiense fue para Keep a Modest Head, de Deco Dawson. Mientras el Sky Vodka a la mejor opera prima canadiense fue dado ex aequo a Antiviral, de Brandon Cronenberg (hijo de David), y Blackbird, de Jason Buxton.
Tal vez el premio que despierte mayor curiosidad sea el del público, que este año estuvo patrocinado por BlackBerry y registró un cambio en su forma de votar para que no haya llenado ilegítimo de urnas (¿les suena familiar?). En esta ocasión, el espectador depositaba su boleto en una caja sólo si la película en cuestión le había gustado, o votaba por Internet usando el código del boleto. Pues bien, la ganadora este año fue la estadunidense Silver Linings Playbook, de David O. Russell. Las predicciones favorecían a Argo, de Ben Affleck, que hubo de conformarse con el segundo lugar de las votaciones.
Ahora también se amplió el premio del público a la sección Midnight Madness, en la que ganó la también estadunidense Seven Psycopaths, de Martin McDonagh, y la sección de documentales Hot Docs, en la que fue votada Artifact, de Bartholomew Cubbins (igual de Estados Unidos, para no variar).
Asimismo, se instituyó el premio NETPAC (Network for the Promotion of Asian Cinema) a la mejor película asiática, y fue para Kibou no kuni, del japonés Sion Sono.
Finalmente, los premios de Fipresci, o sea de la crítica internacional, que se concentró en las secciones Special Presentations y Discovery, elección tan gratuita como el nombre de las mismas. En la primera el premio fue para Dans la maison, del francés François Ozon, y en la segunda para Call Girl, del sueco Mikael Marcimain.
Por el lado del billete, se reportaron ventas robustas para varios territorios, lo cual siempre ayuda, sobre todo si el mundo financiero está en crisis. Según el boletín oficial, casi una cuarentena de largometrajes fueron comprados ya para diversos países, incluyendo en la mayoría de los casos para Estados Unidos.
Finalmente, cabe decir que el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés) sigue ganando el premio no oficial de festival mejor organizado del continente americano (en el mundo entero le rivalizan Berlín y Locarno). Los encargados del festival de Cannes deberían enviar observadores a Toronto para que aprendan cómo manejar las largas filas y evitar aglomeraciones con los consecuentes empujones. Lo único que le falta son horas del día para poder acomodar más proyecciones.
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