Beirut, 20 de septiembre. Al menos 30 personas murieron y más de 80 resultaron heridas hoy en un ataque aéreo contra una gasolinera en el pueblo de Ain Issa, en la norteña provincia de Raqqa, en una nueva jornada de violencia en Siria en la que la oposición armada aseguró haber derribado un helicóptero en la periferia de Damasco.

La gasolinera, que era la única en la zona que seguía vendiendo combustible, fue atacada con misiles por un helicóptero militar que provocó una gran explosión, informó el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres.

La única razón que puede llevar a bombardear esta u otra gasolinera es matar al mayor número de civiles posible, indicó el OSDH, al señalar que hay versiones aún no confirmadas que hablan de más de 50 muertos.

El OSDH indicó también que un helicóptero fue derribado por combatientes rebeldes en el sector de Tal Kurdi, cerca de Damasco, pero el Ministerio del Interior dio una versión diferente al señalar que un helicóptero del ejército colapsó cerca de la capital al golpear la cola de un avión de pasajeros y que, sin embargo, aterrizó sin problemas.

De su lado, el Consejo Nacional Sirio, la principal coalición de la oposición, declaró las zonas al sur de Damasco áreas de desastre tras los ataques de las fuerzas del gobierno para acabar con los focos de resistencia, y reiteró su llamado a la comunidad internacional y los países árabes a intervenir para salvar al pueblo sirio.

También ocurrieron bombardeos y combates en las regiones de Deir Ezzor, Idlib, Homs, Hama y Alepo, donde la oposición denunció la muerte de decenas de personas por ataques del ejército. La agencia oficial Sana aseguró que las tropas mataron a unos cien terroristas en Alepo. El ministro para la Reconciliación Nacional, Alí Haider, aseguró que el gobierno avanza en su lucha contra los rebeldes y que en un mes habrá resultados sustanciales.

El presidente Bashar Assad también aseguró a la revista egipcia Al Ahram al Arabi que Siria no caerá y que en su país no se repetirá el caso de Libia, donde tras una larga guerra civil los rebeldes derrocaron a Muamar Kadafi con el apoyo de las potencias occidentales.

A 18 meses del inicio de la revuelta contra el régimen de Assad, han muerto unas 29 mil personas, incluidos más de 20 mil civiles, según el OSDH. La Organización de Naciones Unidas ubicó la cifra de víctimas en 20 mil.