Irving, Texas, 29 de septiembre. Los árbitros de la NFL aprobaron hoy un nuevo contrato por ocho años con la liga y pusieron fin a un paro que provocó quejas no sólo en el mundo del futbol americano profesional, sino que trascendió al medio político con la intervención del presidente Barack Obama.

Los árbitros ya habían llegado a un preacuerdo el pasado jueves –y por ello pudieron dirigir el duelo Cleveland-Baltimore, en el que fueron recibidos con grandes muestras de entusiasmo por los fanáticos–, pero este sábado aceptaron un nuevo convenio por abrumadora votación de 112-5.

Se prevé un aumento salarial que pasa de un promedio de 149 mil dólares anuales en 2011 a 173 mil en 2013 y 205 mil en 2019. El plan de pensiones seguirá vigente para los réferis actuales hasta la temporada 2016 o hasta que tengan 20 años de servicio, que era uno de los puntos más conflictivos. A partir de entonces se congelará el plan.

Para los nuevos contratados se suministrarán beneficios de retiro y para todos a partir del 2017 por medio de un acuerdo de contribuciones.

El próximo paso para los oficiales que se reunieron en esta ciudad fue el aeropuerto, donde la mayoría se aprestó a tomar vuelos que los llevaran directamente a los escenarios de sus compromisos deportivos del domingo.

El acuerdo se produjo rápidamente después de tres semanas de crecientes dificultades para los árbitros sustitutos contratados por la liga, que culminaron con el polémico touchdown que inclinó el partido del lunes en favor de Halcones Marinos sobre Empacadores.

Los oficiales que trabajaron el jueves en el encuentro Cuervos-Cafés recibieron vivas al entrar en el terreno de juego. La diferencia entre los árbitros regulares y los sustitutos fue muy evidente. Los primeros mantuvieron el encuentro bajo control.

Los silbantes dijeron el viernes que esperaban aplausos, pero también aseguraron estar listos para cuando decaiga el entusiasmo.

Cuando se agote la euforia del momento todo volverá a ser como siempre. Los jugadores cuestionarán nuestras decisiones. Los entrenadores nos gritarán. Y todo será como siempre, comentó el árbitro Gene Steratore.