Domingo 30 de septiembre de 2012, p. 17
Aunque se han registrado algunos avances en el sistema penitenciario nacional, éstos son a todas luces insuficientes y han ocurrido sólo en cárceles bajo control del gobierno federal, por lo que la situación de crisis en la materia es innegable, afirmó el tercer visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Andrés Aguirre Aguilar.
Luego de que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal manifestara su rechazo al diagnóstico nacional dado a conocer el pasado lunes por la CNDH –el cual advierte que todas las cárceles del país se encuentran en estado de crisis, con un autogobierno hasta de 60 por ciento–, el funcionario dijo entender que dicho informe pueda resultar molesto, pero subrayó que esa es la realidad de los centros carcelarios del país.
Evidentemente, un informe de esta naturaleza no les queda cómodo, pero lo cierto es que el sistema penitenciario está en crisis, como habíamos advertido desde 2010, en nuestra recomendación general número 18. Es cierto que se han hecho algunos esfuerzos por mejorarlo, pero sigue sin resolverse el problema fundamental: no se cumple la labor constitucional de reinserción social, y sólo se opta por contener a los reos
, indicó Aguirre en entrevista con La Jornada.
En algunas cárceles mexicanas hay internos que deben permanecer en sus celdas 23 horas al día, sin posibilidad de acceder a ningún tipo de capacitación, servicios de salud o prácticas deportivas, y padeciendo una alimentación muy deficiente.
Entendemos que el diagnóstico de la CNDH pueda resultar incómodo para la SSP, quien está encargada del Sistema Penitenciario Federal, y finalmente la opinión del subsecretario Patricio Patiño es respetable, pero la realidad de lo que se vive en las cárceles rebasa lo que cualquier persona pueda decir
, apuntó el visitador.
Por todo ello, dijo, es indispensable que en el corto y mediano plazo las autoridades federales, estatales y municipales diseñen una política integral para combatir los errores y vicios estructurales
de las prisiones, y se decidan a invertir el presupuesto suficiente para dotarlas de personal bien capacitado y remunerado.
Si bien es cierto que en los penales federales hay un control más riguroso, hay por lo menos tres donde hay problemas graves de sobrepoblación. Además, no cumplen con la tarea de reinserción social, y hay un déficit en cuanto a la atención de la salud de los internos
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