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El acelerado deshielo del Ártico
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econocidos científicos llevan todo lo que va del nuevo milenio denunciando el acelerado deshielo que se registra en el Ártico. Lo atribuyen fundamentalmente al cambio climático. Desde hace por lo menos 15 millones de años esa parte del planeta tiene una cubierta de hielo que prácticamente no se altera durante el invierno y en cambio disminuye en verano. Pero los últimos tres lustros esa cobertura registra una notable reducción, al grado que el deshielo llegará a ser completo en verano. Este hecho lo calificó en 2009 de extremadamente dramático, la investigadora noruega Nalan Koc, integrante del programa internacional Acex, dedicado a reconstruir la historia del Ártico durante los últimos 50 millones de años. Acex y otros programas internacionales proporcionan valiosa información científica destinada a establecer con mayor precisión el papel de los gases de efecto invernadero en la transición entre periodos fríos y templados del planeta. Además, la magnitud, velocidad y localización de las variaciones en el nivel del mar y todo lo relativo a la vida que existe en el agua más profunda y fría.

Ahora es Peter Wadhams, profesor en la Universidad de Cambridge y reconocido experto en capas polares, quien se muestra todavía más pesimista que la noruega y sus colegas de Acex, al sostener que el hielo del Ártico puede desaparecer completamente en verano en tres o cuatro años más. Alerta a la opinión pública sobre este hecho y critica duramente a los gobiernos por no hacer lo necesario para detener lo que califica de un inminente desastre global debido al cambio climático. En varias ocasiones, el reconocido estudioso ha acertado en sus predicciones. Al anunciar, por ejemplo, la reducción de la superficie que el hielo ocupa en el Polo Norte (de 4 millones de kilómetros cuadrados en 2007 a menos de 3.5 ahora) y el resquebrajamiento de la capa de hielo que lo cubre. Comprobó también que, por la elevación de las temperaturas, se forma menos hielo en el invierno y se derrite con facilidad al llegar el verano.

No parece estar muy equivocado hoy Wadhams, pues hace dos semanas esa región registró su mínima extensión con hielo de acuerdo con las estadísticas que existen desde que en 1979 comenzaron las mediciones con satélites. En apenas cinco años (entre 2007 y 2012) el Ártico ya no tuvo en verano otros 700 mil kilómetros cuadrados de hielo, los cuales se sumaron a los perdidos con anterioridad.

Mas no todos los expertos comparten el pesimismo del británico, aunque reconocen que hay menos superficie cubierta de blanco intenso y ha disminuido el llamado hielo plurianual, el que por no derretirse en verano va acumulando capas que resisten mucho más las condiciones climáticas extremas. Para varios científicos de Estados Unidos, la pérdida total de hielo en el verano ártico tardará décadas aun con esas condiciones adversas y si aumenta la temperatura global por el uso irracional de combustibles fósiles, la deforestación y las malas prácticas agropecuarias.

En lo que coinciden todos los científicos es en que el deshielo permitirá, entre otras cosas, la navegación por esa parte del planeta, facilitando una serie de actividades que causarán graves daños. Especialmente los trabajos de exploración, extracción y transporte de la enorme riqueza que allí existe hacia los centros urbanos y de producción.

El techo del mundo está desde hace décadas en la mira de las compañías trasnacionales petroleras, mineras y de gas, ninguna de ellas con buena fama por cuidar el medio ambiente y procurar el desarrollo sostenible. Y ya llegaron los chinos en busca de hierro, oro y aluminio. Otro problema es que todas esas actividades contribuirán en mayor medida al calentamiento del agua y a la aceleración del cambio climático, con el derretimiento del subsuelo helado y la liberación de grandes cantidades de metano. Y, por supuesto, alterará radicalmente la vida de quienes allí viven, de la fauna y la flora. Sus efectos se dejarán sentir en el resto del planeta. En pocas palabras, la rapidez del deshielo en el Polo Norte supera todas las previsiones y es una noticia nada buena para la humanidad en su conjunto.