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La sanadora, quien asegura que la diabetes tiene cura, participa en el 17 Festival de la Huasteca

La enfermedad es una separación de la tierra, principio de la curandera Paula Cruz

Contra la envidia, siete veladoras y un pañuelo rojo

La marihuana alivia cuando uno se priva

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No pude traer mucho, pero algo podré hacer. Cobro 30 pesos la consulta, dice Paula Cruz Cruz al instalarse en la plaza donde se realiza el festivalFoto Isaac Sánchez
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Periódico La Jornada
Sábado 6 de octubre de 2012, p. 9

Citlaltepec. Ver., 5 de octubre. La enfermedad es una separación de la tierra, expresó en entrevista Paula Cruz Cruz, curandera tradicional, originaria de Camaichán, Xichontepec, al norte de este estado, en el contexto del 17 Festival de la Huasteca, que comenzó este jueves en Citlaltepec y continuará en Tantima y en Chontla.

La señora Paula padece diabetes y se trata con hierbas. Puso una mesita y extendió sus plantas. “No pude traer mucho, pero algo podré hacer. Cobro 30 pesos la consulta. Traje collares de la Virgen, barrigas, hojas de coyol. Voy a hacer limpias con huevos, traje ceras, pan, manzana.

“Hago limpias con palos, con pollos, para cumplir una promesa con una ofrenda. Uso todo: la patita, la molleja. Se los voy a dar a comer.

“Esto por la tierra, para el dueño de la tierra. Cuando caemos enfermos la tierra nos jala. Debemos dar de comer a la tierra, para los que viven acá abajo, los tepas. Yo le hablo a todos: al cerro Tepeshisha, al cerro Tepenáhuac, al cerro Tecomate, al cerro Chicontepec, al cerro Chalcolula, al cerro Tantoyoca y al cerro Ixcantepec. A estos siete cerros les doy de comer pedacitos y pedacitos de tortilla; les digo que coman con refresco, con cerveza. Y comen y fuman cigarro. Con eso termino y paro una cruz grande.

Preparo agua de nopal, plátano, barrido de hoja, yerba negra, Santa María, albahaca...

Sientes que te truenan los huesitos

Añadió que contra el cáncer y la diabetes hay tratamiento y cura, con un jarabe. “Tengo 12 años con diabetes. Me tomo una hierba que se hierve en agua. Para la hepatitis, cuando uno se comienza a secar y tose, y la persona ya no puede, se baña con hoja de hepatitis. Hay una hoja, una hierba brillosa.

“Para diabetes sí hay cura, con nopal licuado con cuatro dientes de ajo y un limón. Debe tomarse un vaso cada tercer día. ¡Lo vas a tomar! Va a saber mal y vas a sentir que te truenan los huesitos.

Una vez cure a siete personas a la vez, pero al final sólo tres vivieron. Las otras no resistieron. Me cansé mucho, por mi diabetes.

Al narrar esto abre las palmas de las manos y las dirige al cielo. Inmediatamente las restriega en su mandil. La imagen hace sentir el trance, la concentración, el proceso sanador. Agregó que nadie le enseño lo que sabe. “Sólo la virgen de Guadalupe me enseñó. Me dijo: ‘Hija, ven acá. Usted trae un don, y no me digas señora, porque soy tu mamá. En adelante vas a estar sentada conmigo. ¿Conoces las hierbas? Esta sabes que se llama malva, que sirve para la hemorragia. Esta otra, la portaseca, que no es la pegarropa, que sirve para la persona que no puede tener su bebé. Lo aplicas, pero restregado nada más. No lo debe tomar, porque mataría a la criatura’”.

La Virgen continuó y le enseño a curar con maíz: se tiran unos granos y se describe lo que dicen las semillas. Sí un maicito cae boca abajo quiere decir que está enfermo.

Luego la Virgen –según Paula– cortó una rosa y se la dio con la orden de que la apretara contra el corazón. El vestido de la Virgen comenzó a brillar del lado derecho. Me dijo que lo que acababa de hacer era darme un tesoro. Desde entonces hago milagros. Desde entonces voy a cortar mis flores en la noche, pero ahora me ayuda mi esposo, por mi diabetes. Cuando me siento mal y tengo miedo prendo mi veladora del trabajo y no pasa nada, voy a Citlaltepetl y hago mi trabajo. Dijo que para curar el riñón se requiere zanahoria, betabel, repollo, medio chayote y un rollito de manzanilla. Se prepara hervido o licuado. Los eloties tiernos también son buenos para curar el riñón, dijo.

La marihuana

Reconoce que la marihuana tiene efectos curativos. “Cura cuando uno está como privado, cuando no se sabe lo que se hace. Un marihuano puede perder el sentido. Lo más lejos que he ido es a Quintana Roo, donde otros curanderos me tenían envidia, porque atendía a personas importantes. Pasaban y me decían: ‘vieja chaparra’, y me empujaban.

La envidia es muy mala; la gente le llama malavibra... contra eso hay que hacer un trabajo de retiro. Se ponen cuatro veladoras de retiro y se corta papel de China verde, rojo, blanco y negro. Este último, contra la maldad. Esto de la envidia es muy fuerte y se requieren siete veladoras de cebo y un pañuelo rojo.

Alrededor de la plaza central se ven los puestos y la muestra gastronómica, venta de artesanías, textiles y productos que fabrican en la Huasteca, zona cultural donde brotan con creatividad el son, la décimas y el zapateado que alegrarán el fandango en Citlaltepetl o Cerro de la Estrella.