Guanuajuato, Gto. 6 de octubre. El cuerpo en su pureza, sin parafernalia alguna, demostró la magnificencia de su capacidad de expresión: tres haces de movimiento surgieron del delicado Prisma, pieza coreográfica de la Beijing Dance Theater en su primera visita a nuestro país. En esta obra lo más importante no es el sabor chino, si no el del mundo, declaró Wang Yuanyuan, directora de la compañía fundada en 2008.

La fineza de Bach en obras para piano, los sonidos del mar y cuerdas de reminiscencia antigua, en suma, bailarines de claro vestir, sin adorno, y algunas proyecciones pálidas, llenaron el Auditorio de Estado, en una función en la cima de la ciudad, con vista a las montañas. La agrupación china llegó a México después de haber estado en 15 países y con la creación de diez obras tras de sí.

Simples cuerpos en el contraste del escenario mostraron la sutil belleza de los representantes de la danza contemporánea china, con la conexión entre música, imagen y movimiento, la noche del viernes en el 40 Festival Internacional Cervantino. Su luz se desintegró en tres coreografías, de igual número de coreógrafos, un tricolor de nacionalidades: Suecia, Dinamarca y China.

En conferencia, previo a sus dos presentaciones el 5 y 6 de octubre, Wang expuso que desde el nacimiento de la compañía, intensificar la comunicación con artistas más allá de las famosas murallas ha sido de suma importancia. “No nada más conservamos la tradición china, sino que abrimos nuestro corazón al mundo. Es la primera vez que invitamos a coreógrafos de países extranjeros.

Queremos la oportunidad para que nuestros bailarines se comuniquen con los mejores creadores del mundo. Y que los coreógrafos internacionales conozcan a los excelentes bailarines de China.

El primer haz del Prisma fue creado en 2009 por el sueco Pontus Lidberg, con elementos de ballet y fuerte intensión estética. Luminoso es el nombre de la coreografía alusiva a la naturaleza, como nubes, el sube y baja de la marea, además del juego con abanicos, una inspiración de la naturaleza con la música clásica de Europa de Johann Sebastian Bach, en palabras de la directora de la compañía.

Luego, Mapa de mí (y de ti) traza una geografía de los sentimientos y las relaciones interpersonales, inspirada en la novela Clelie, escrita en el siglo XVII por Madeleine de Scudèry. La pieza fue creada por la coreógrafa sueca Louise Midjord. Utiliza música de John Cage, Björk, Max Ricther y Euhma.

Finalmente, el prisma trifurca en Cruzando, de la propia Yuanyuan, con partituras de compatriotas chinos que forman parte de la compañía. Una de las primeras obras que se crearon cuando se fundó la agrupación, una de las representadas en las giras mundiales. Aunque no tiene ningún mensaje, combina las acciones corporales con elementos tradicionales de China, como las artes marciales. Ellos quieren encontrarse en escena con ellos mismos, describió su propia pieza.

Una China ausente del rojo y la danza de dragones, ajena al folclor y el arquetipo, en busca del modernismo occidental, fue la luz que proyectó la Beijing Dance Theater.