Lo que pasa en Siria es trágico pero el ejército no es el único responsable, dice Salehi
En entrevista con Der Spiegel, el funcionario reitera que el plan nuclear de su país es pacífico
Viernes 12 de octubre de 2012, p. 35
La semana pasada la violencia en Siria casi rebasó las fronteras del país y desató un conflicto regional. Der Spiegel habló con el ministro iraní del Exterior, Alí Akbar Salehi, sobre el continuo apoyo de su país hacia el gobierno autócrata sirio de Bashar Assad, el delicado papel que ejerce en la región la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el programa nuclear iraní.
La residencia en Francfort del cónsul general iraní es una casa amarilla en el exclusivo vecindario de Sachsenhausen, con pasto artificial en la entrada y alfombras persas en habitaciones y corredores. Hay tazones con pistaches e higos en una mesa del recibidor, y en las paredes hay retratos del fallecido líder de la revolución, el ayatola Ruhollah Jomeini y su sucesor, Alí Jamenei.
Durante algunas horas el pasado jueves, esta casa sirvió como cuartel a Salehi, de 63 años, quien llegó de Nueva York al mediodía y tuvo que esperar en Francfort antes de tomar su vuelo con destino a Teherán. El canciller acababa de asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas y posteriormente se reunió con sus contrapartes de Egipto, Turquía y Arabia Saudita para hablar de la escalada en la situación de Medio Oriente. Estas cuatro naciones forman el cuarteto para Siria
, que intenta poner fin a la guerra civil en el país.
Protagonista clave en el conflicto
Salehi es uno de esos escasos políticos iraníes de alto nivel que está familiarizado tanto con Oriente como con Occidente. Estudió en la Universidad Estadunidense de Beirut y recibió su título de ingeniero en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) en 1977. En 2009, encabezó el programa nuclear iraní, y ahora también es el representante en el exterior del presidente de Irán, Mahmud Ajmadineyad.
Un día antes de la entrevista, las tropas sirias dispararon morteros contra la frontera con Turquía y mataron a cinco personas y el viernes otra ronda de disparos de mortero sacudió la frontera. Se cree que 34 soldados sirios murieron como resultado de los ataques de represalia turcos. Turquía es miembro de la OTAN, mientras Siria es aliado de Irán. Salehi ha asumido un papel clave en el conflicto.
–Señor canciller, parece que una guerra podría estallar en la frontera de la OTAN con Siria. ¿Qué tan peligrosa es la situación en la región?
–En nombre de Dios, de los compasivos y los misericordiosos, tenemos que impedir catástrofes. Hago un llamado a ambos bandos a la mesura. En Siria, miles combaten al gobierno de Bashar Assad y cuentan con el armamento más avanzado. Si Turquía decidiera contraatacar en las próximas semanas o meses, los opositores sirios no tendrían objeción alguna. Lo que ellos quieren es que cualquier iniciativa de paz se vuelva impracticable y buscan una escalada en la violencia.
–¿Habla usted de los opositores sirios o de los terroristas de la red internacional Al Qaeda?
–No pretendo asociar a los perpetradores de la violencia con ningún país u organización específicos. Pero una cosa es segura: las fuerzas militares infiltradas en Siria buscan la internacionalización del conflicto. Si la región estalla, habrán logrado su objetivo.
–Sin embargo, parece que sí fue el ejército sirio el que disparó contra la frontera, no los rebeldes o los perpetradores de la violencia a los que usted se refiere. ¿Condena usted los ataques de represalia turcos?
–Todo país tiene derecho a defenderse de ataques. Cuando los sirios derribaron un avión de combate turco en junio, Ankara se abstuvo de lanzar una represalia. En ese momento, expresé mi reconocimiento hacia el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, por su actitud digna de un sabio estadista.
–Dado que Turqía es miembro de la OTAN, la organización ha cerrado filas en torno a esa nación y condena el incidente como un acto de agresividad
.
–No sería apropiado que yo diera consejos a una alianza militar occidental. Pero la OTAN no puede darse el lujo de cometer un error y empeorar la situación.
–¿Como establecer una zona de contención en Siria y una zona de exclusión aérea para la aviación de Assad?
–Acciones así implicarían que Occidente reacciona de manera tan errónea como lo hizo en 2011 en Libia, cuando hubo una interferencia inapropiada en los asuntos internos de un Estado soberano...
–Pero ello probablemente evitó una matanza en Bengasi y ayudó a un pueblo entero a liberarse de un dictador.
–Debe procederse según las reglas que prevé el derecho internacional. Siria está en medio de una crisis; cuatro o cinco de sus 14 provincias enfrentan dificultades. El gobierno de Assad tiene la mayor parte de la situación bajo control.
–Usted está desestimando las acciones de un régimen que está bombardeando a su propio pueblo. La guerra civil ya ha costado la vida de 30 mil personas.
–Lo que pasa en Siria es trágico y no son sólo las tropas gubernamentales las que son responsables. Assad no es una amenaza para la región o para la paz mundial, en cualquier caso. No es que seamos acríticos con él; el gobierno ha cometido errores. Originalmente lo que hubo eran llamados en favor de la democracia y a implementar reformas. Pero poco después el movimiento opositor comenzó a ser controlado cada vez más desde el exterior.
–¿Se refiere a Estados Unidos e Israel? ¿O a Qatar y Arabia Saudita, que están armando a la resistencia y llaman a formar una fuerza árabe de intervención?
–Cualquiera que sea el caso, estamos ante una presión externa para que haya un cambio de régimen. Nuestra experiencia en Irak demuestra que algunas potencias están dispuestas a recurrir a cualquier medida y manipulación.
–Prácticamente no hay políticos internacionales de alto nivel que tengan acceso a Assad. Usted habló con el presidente sirio hace dos semanas en Damasco, y tuvo una larga e intensa discusión con él...
–Acababa de estar en una reunión de nuestro grupo para Siria en El Cairo y le expuse al presidente lo que estos cuatro países esperan de él: reformas, concesiones y cambios sinceros. Estuvo de acuerdo conmigo y señaló que ya comenzó a implementar cambios. Me aseguró que quiere trabajar con la oposición constructiva y cooperar con Naciones Unidas.
–¿Y usted le cree?
–En Damasco me reuní con un presidente que es perfectamente consciente de lo crítico de la situación. No parecía estar fuera de la realidad, aunque sí se mostró seguro de sí mismo y combativo. El mandatario parece seguro de que podrá ganar el conflicto militar sirio.
–A diario hay nuevos ataques. La oposición puede ahora atacar instituciones claves como la televisión estatal o los cuarteles de la agencia de inteligencia. La ciudad de Alepo, que es el principal centro financiero y comercial del país, está en llamas.
–El presidente es realista. No cree que Siria vaya a pacificarse de un día para otro. Él supone que, como ocurrió en Irak, seguirá habiendo focos de oposición que resisten en ciertos puntos.
–Con excepción de Irán, quizá Rusia y China, prácticamente todos los gobiernos del mundo exigen que Assad renuncie.
–El presidente ha dado la impresión de estar a favor de una solución interna siria, pero ha rechazado categóricamente renunciar por la presión externa. Por ello rechaza la idea de buscar asilo.
–El presidente egipcio, Mohammed Mursi, exige que Teherán reconsidere su posición. Según la información de agencias occidentales de inteligencia, sin embargo, Teherán continúa enviando armas a Damasco y sigue dando apoyo al régimen con asesores militares e incluso elementos de élite de las Guardias Revolucionarias.
–Eso es absurdo. Siria tiene un ejército de 500 mil hombres y no necesitan de nuestras fuerzas. Desde luego vendimos armas a Damasco antes de esta crisis. Es perfectamente normal para nosotros enviar asesores militares en este contexto: todo Estado envía expertos a países aliados.
–En su opinión ¿dónde está la línea roja que Assad no tiene permitido cruzar? ¿Podría ser el uso de armas químicas contra la oposición?
–Cualquier gobierno que utilice armas de destrucción masiva contra su propio pueblo habrá perdido toda legitimidad.
–Otro gobierno acaba de marcar la línea roja para su gobierno. En su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, mostró una gráfica con la que quiso ilustrar como Irán cuenta ya con suficiente uranio enriquecido para construir una bomba nuclear, y usó esto para argumentar que su país debe ser atacado.
–Esa presentación fue bizarra. Me pareció infantil mostrar la caricatura de una bomba. Si los israelíes quisieran atacarnos, lo habrían hecho hace mucho.
–La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en Viena cuenta con páginas de evidencias que apuntan a que el programa nuclear de ustedes tiene posibles dimensiones militares
.
–Insistimos en nuestro derecho a enriquecer uranio para usar energía nuclear con fines pacíficos. No existen pruebas de que nuestra investigación nuclear tenga fines militares.
Las sanciones
–Entre diplomáticos hay poco optimismo en lo referente a que el conflicto sobre su polémico programa nuclear pueda aún resolverse de manera pacífica.
–En eso soy más optimista. Si nuestro derecho a enriquecer uranio es reconocido, estamos dispuestos a ofrecer algo a cambio.
–Muchos políticos occidentales están convencidos de que ustedes sólo intentan ganar tiempo. Después de cuatro rondas de sanciones de la ONU, la Unión Europea ahora pretende reforzar las sanciones contra Irán el próximo 15 de octubre.
–No es tan grave. Durante 30 años hemos vivido bajo medidas de boicot que ultimadamente nos han vuelto más independientes y fuertes.
–¿De verdad? Tan sólo el año pasado, su moneda se devaluó en dos tercios frente al dólar. El índice oficial de inflación es de 25 por ciento. Y recientemente, en Teherán, hubo una manifestación de comerciantes que gritaron: Abajo el gobierno
.
–La sociedad iraní está acostumbrada a vivir con dificultades; quizá más que la gente de España y Grecia. Nosotros podemos contar con la paciencia de nuestro pueblo. ¿Qué me dice de ustedes en Europa?
© Der Spiegel 2012
Traducción: Gabriela Fonseca
(Distributed by The New York Times News Service and Syndicate)