A 30 años del estudio de Coplamar sobre necesidades esenciales /I
Dos antecedentes: Altimir en América Latina y Hewitt de Alcántara en México
éxico es el único país del mundo que, por ley, mide oficialmente la pobreza utilizando un método multidimensional. No sólo eso, sino que, además, hay dos metodologías oficiales vigentes: la del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) a nivel nacional, derivada de la Ley General de Desarrollo Social, promulgada en 2004, y el MMIP (Método de Medición Integrada de la Pobreza) que desarrollé a principios de los años noventa y que fue adoptado por el Evalúa DF (Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del DF) como método oficial. Esto no es una casualidad. Hay en México una importante historia de la investigación sobre estos temas. Hace 30 años, en 1982, se concluyó y publicó la investigación sobre Necesidades Esenciales en México de Coplamar (Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados, adscrita a la Presidencia de la República). Es un buen momento para recordar y hacer un balance de los avances (¿y retrocesos?) del conocimiento de estos temas en México y compararlo con, al menos en algunos aspectos, lo sucedido en América Latina (AL). Estos son los propósitos de la serie de entregas que hoy inicio. El estudio formaba parte de una investigación más amplia, radicada en la Dirección General de Estudios Socioeconómicos de Coplamar a cargo de Arturo Cantú (en paz descanse) que comprendía un área de necesidades esenciales (a mi cargo), otra de estructura productiva e, incipientemente, una tercera de asuntos laborales y políticos. La investigación se publicó en 7 volúmenes, 6 de ellos de Siglo XXI editores y otro editado por Coplamar1. Es un momento propicio para tal balance pues coincide con el renacimiento del interés mundial en la concepción y medición multidimensional de la pobreza. Después de comentar brevemente dos antecedentes (uno latinoamericano, de Óscar Altimir; el otro nacional, de Cynthia Hewitt de Alcántara), describiré y valoraré el magno estudio de Coplamar, abordando los principales temas que cubrió y destacando los avances y retrocesos de estudios posteriores (sobre todo oficiales) respecto de aquél.
Contrariando la amplia y rica discusión que lleva a cabo y algunas percepciones originales y penetrantes, Óscar Altimir (La dimensión de la pobreza en América Latina, Cuadernos de la Cepal, N° 27, 1979) adopta como método de medición de la pobreza, la variante de la CNA (canasta normativa alimentaria) del método de LP (línea de pobreza) o pobreza por ingresos, argumentando que las normas alimentarias descansan más en el conocimiento científico-técnico que las no alimentarias. Altimir incurre también en la contradicción de reconocer que el nivel de vida de los hogares depende del ingreso y de otros recursos como el tiempo, las habilidades de sus miembros, los activos, el acceso a bienes y servicios públicos y a subsidios y, sin embargo, adoptar el método de LP que sólo reconoce como recurso al ingreso. Se percató de la multiplicidad de las fuentes de bienestar de los hogares
(pero no las llamó así) y no le otorgó a esta percepción la centralidad que merece y que yo habría de darle posteriormente. El método de CNA adoptado es un método semi-normativo, ya que sólo define las normas en lo que respecta a la alimentación, dejando sin definir los requerimientos de las otras necesidades y, en el mejor de los casos, sólo identifica la pobreza alimentaria (para una demostración de esta afirmación, véase Julio Boltvinik, La evolución de la pobreza en México 1984-1992 según INEGI-CEPAL
, Sociológica, año 10, N° 29, UAM Azcapotzalco, 1995, pp.11-40.). Es una versión modificada del método oficial de medición de la pobreza de los EU que se basa en el cálculo del coeficiente de Engel (proporción del gasto total de los hogares dedicada a alimentos) y en el costo de la CNA (desarrollado por Mollie Orshansky en 1965). Para obtener la línea de pobreza (LP), el costo de la CNA se multiplica por el inverso del coeficiente de Engel (E) (que expresa el porciento del gasto total dedicado a alimentos) de un grupo de hogares de referencia. Mientras que en EU se utiliza el E del promedio de los hogares, Altimir elige el E de los hogares cuyo gasto en alimentos es ligeramente superior al costo de la CNA, suponiendo que quien satisface alimentación también satisface el resto de sus necesidades. Los ingresos captados en encuestas de hogares, siempre subestimando los ingresos verdaderos, se ajustan a cuentas nacionales. Altimir calculó la pobreza en diez países de América Latina, entre ellos México con datos de 1968. Su principal mérito es su carácter pionero. En la aplicación posterior del método, cuyos resultados publica Cepal desde 1994 en Panorama Social de América Latina, ha mantenido constante E mientras en la realidad éste ha venido disminuyendo, abandonando el criterio original del E observado y sesgando a la baja la estimación de la evolución de la pobreza.
En lo que constituye el primer análisis de conjunto sobre la satisfacción de las necesidades básicas en México, Cynthia Hewitt de Alcántara (Ensayo sobre la satisfacción de las necesidades básicas del pueblo mexicano entre 1940 y 1970, Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México, Cuadernos del CES N° 21,1977) describe los niveles y la evolución de la satisfacción de necesidades y analiza algunos factores determinantes, cubriendo el periodo 1940-1970, abordando nutrición; vivienda, drenaje y agua potable; salud y educación. También hace mención de la pobreza de ingresos, basándose en un estudio de la OIT (sin dar la fuente precisa). No calcula el porcentaje de pobres de acuerdo al método de necesidades básicas insatisfechas (NBI), que habría de generalizarse (a partir de 1985) en América Latina (pero no en México), sino que identifica carencias específicas sin integrarlas. La autora crítica los estudios basados sólo en el ingreso, pues en su opinión no necesariamente reflejan la satisfacción de las necesidades básicas, aunque no rechaza la utilidad de conocer la pobreza por ingresos. Este pionero, amplio y bien documentado ensayo se inscribe en la corriente de pensamiento mundial que intentaba establecer los vínculos entre el desarrollo económico y la satisfacción de las necesidades básicas. Así, incluye el análisis de los factores que determinan tal satisfacción: garantías constitucionales, gasto público social, empleo, actividades generadoras de ingreso o bienes para el autoconsumo, precios y salarios (véase gráfica), y la distribución del ingreso.
1 Los cinco volúmenes publicados por Siglo XXI en 1982 formaron la Serie Necesidades Esenciales en México y fueron: Alimentación, Educación, Salud, Vivienda y Geografía de la Marginación. Un sexto volumen se publicó en 1983, con el mismo diseño básico de portada, pero ya sin el nombre de la serie, titulado Macroeconomía de las necesidades esenciales. El volumen publicado por Coplamar, impreso en múltiples con gráficas a color, se denominó Necesidades esenciales y estructura productiva en México. Lineamientos de programación para el proyecto nacional, y recogió los avances alcanzados en el área de estructura productiva del proyecto de investigación, así como un resumen de los volúmenes de Siglo XXI editores y los resultados, no incluidos en éstos, de la medición de al pobreza de ingresos.