rofesional como soy de la esperanza y consciente como estoy de que muy pocos compatriotas conocen lo que es y significa el Servicio Exterior Mexicano (SEM) de carrera, confío en que el recién inaugurado congreso –más temprano que tarde– aprobará la iniciativa de reformas a la Ley del SEM que ya fue favorablemente dictaminada por la Comisión de Relaciones Exteriores de la H. Cámara de Diputados de la 61 Legislatura, y que espera su discusión y aprobación por el pleno de la actual, para pasar después a la de Senadores.
Esta iniciativa integral de reformas propone, entre otros objetivos, fortalecer y modernizar la estructura del SEM de carrera, aumentando sensiblemente el número de sus integrantes en todos los rangos, a fin de que corresponda al creciente tamaño y a la importancia de nuestro país en el concierto mundial y, por primera vez en la historia, mejorar la precaria situación de sus miembros jubilados.
El Servicio Exterior Mexicano de carrera, conviene tenerlo muy presente, ha dado a México sus únicos Premios Nobel de la historia. Además, se trata de una institución apartidista, como las Fuerzas Armadas. El SEM es, sin lugar a dudas, el más antiguo y prestigiado servicio civil de carrera en nuestro país.
El número de sus integrantes se ha mantenido prácticamente igual desde hace muchos años pero, como consecuencia del aumento en la edad de sus miembros y de su jubilación, este número tiende a disminuir. Sin fortalecer y modernizar al SEM de carrera, difícilmente recuperará México el prestigio y la imagen internacional que mantuvo durante casi todo el siglo XX, aquel que lo convertía en referente en la región y entre los países en vías de desarrollo. Prestigio, además, que lo hacía lugar de asilo preferente de miles de perseguidos políticos en diversas partes del mundo.
Esto propició que varios compatriotas nuestros lograran los votos necesarios de muchos países para encabezar organizaciones internacionales. Recuerdo, entre otros, los nombres de Jaime Torres Bodet, Emilio Calderón Puig, Margarita Diéguez, Aída González, Antonio González de León, Arturo Muñoz Ledo y varios más que encabezaron, por elección internacional, diversos organismos mundiales. Además, ese prestigio contribuyó a que México fuera elegido sede de los Juegos de la XIX Olimpiada y de dos copas del mundo de futbol.
El SEM de carrera es la infraestructura sobre la que se construye una política exterior. Es prácticamente imposible diseñar y ejecutar una política exterior de Estado con funcionarios improvisados, lo que ha sido generalmente el caso durante los primeros 12 años del presente siglo.
Por eso, Brasil nos ha superado como referente en América Latina, porque tiene un Servicio Exterior de Carrera profesional y creciente, y porque no se improvisan tantos diplomáticos
como en México. Dispone de una academia como Itamaraty, a la que nada le envidia nuestro Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos.
Confío en que durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se comprenderá esta realidad y se recuperarán el prestigio y la imagen que caracterizaron a nuestro país hasta hace algunos años. Con funcionarios profesionales, formados desde la base, ingresando y logrando ascensos en la carrera mediante concursos públicos y demostrando voluntad y capacidad de servir a México y a los mexicanos como vocación de vida, la política exterior de nuestro país volverá por sus fueros.
Hoy en día, muchos integrantes del SEM de carrera en nuestro país padecen desánimo porque ven truncadas las oportunidades de ascender en la carrera, debido a las designaciones de funcionarios improvisados en rangos superiores y ante la escasez de plazas de estructura.
Todos estos problemas los considera y resuelve la iniciativa integral de reformas a la Ley del SEM que, como decía más arriba, fue dictaminada favorablemente al término de la más reciente legislatura, por la Comisión de Relaciones Exteriores de la H. Cámara de Diputados, pero que no fue analizada en el pleno porque algún funcionario gubernamental engañó a los coordinadores de los diputados diciéndoles que el impacto presupuestal de la iniciativa sería de 12 mil millones de pesos, o 200 por ciento del presupuesto total anual de la SRE en 2012 (6 mil millones de pesos), cuando en realidad es de tan solo de 300 millones de pesos o 5 por ciento, monto equivalente a la inflación anual.
*Embajador de México de carrera, jubilado