Opinión
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Ruta Sonora

Corona Capital 2012: fiesta de la era virtual

E

n tercera edición, el Corona Capital se ubicó ya como un festival de la era virtual, cuyo elenco es conocido en su mayoría por Internet, a través de blogs o portales como Youtube, Soundcloud, Bandcamp, además de las pocas estaciones de radio que programan esta música alterna (Reactor, Ibero). Aunque los errores prevalecen (fallas de audio, agua a 30 pesos –en festivales de otras latitudes regalan el agua–), el atinado elenco, así como el alegre y responsable comportamiento de los asistentes, hacen del festival un gran acto de cultura popular contemporánea, en el que cohabitan grupos clásicos de rock y electrónica que han sentado precedentes creativos, con músicos que con tecnologías actuales, recontextualizan viejas formas sonoras o interactúan con el público de forma distinta, sentimental y emocionalmente hablando. El juego multidireccional en redes sociales, también le da nuevo cariz a los presentes festivales, habitados principalmente por los nacidos en los años 80.

En versión 2012, el Corona Capital convocó en la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez a 57 mil personas el sábado 13, y a 65 mil el domingo 14 (en 2011, con un solo día, acudieron 80 mil). El elenco demostró de lo que es capaz, a veces volteando los pronósticos, pues en vivo pueden sonar mejores, peores o iguales que en grabaciones. En medio de un verano largo que se rehúsa a ser otoño, el sol hizo lucir shorts, botitas, flores en el pelo, pantalones pegados de colores, rostros hermosos, carcajadas y besos: todas las delicias de la juventud, buscando contrarrestar los males que nos aquejan.

Las coronas del festival

Poniendo en alto la esencia del rock, la corona fue para el dueto de Ohio The Black Keys, con Dan Auerbach al mando: hardbluesoulero, llevó a la estratósfera al tocar la guitarra preciso, elegante, feroz, como pocos hoy día; con Patrick Carney en batería, bajista y tecladista invitados, deslumbraron con su maestría. Lástima que el sonido se perdía hacia atrás, desdicha que también sufrió My Morning Jacket, gran banda de Kentucky de country-rock espacial, que conectó poco con la gente, pues sólo se oía al frente.

Gran momento de lágrima feliz y rotunda, por ser históricos y aún sonar dignos, afilados, con su influyente synth-pop, con New Order, de Manchester, con sus clásicos Blue Monday, Crystal, Bizzarre Love Triangle. Instantes de alarido al tocar sus viejas coautorías con Ian Curtis en Joy Division: Isolation, Atmosphere y Love will tear us apart. Bernie Sumner, ya muy señor pero apasionado, Stephen Morris, baterista de sonido único (con playera de Neu!) y doña Gillian Gilbert, no extrañaron al bajista original Peter Hook, aunque muchos fans sí.

De gran impacto fue el también histórico britpop de Suede, con un deslumbrante Brett Anderson en la voz; con frialdad y garbo, sonaron sólidos, pero un tanto solemnes y monótonos. Otros grandes para el salto fueron los escoceses de Franz Ferdinand, pero error fatal fue que tocaran al mismo tiempo que Suede; debió cerrar FF y no los suecos de The Hives que, insufribles, tocaron hora y media al final. Por fortuna, las dos noches cerraron electro-excitantes con el brinco fino de Basement Jaxx y DJ Shadow, maestro de las tornamesas.

Gran sorpresa fue el brutal acto de Die Antwoord, de Sudáfrica, con su sucio high-energy-dance-dubstep-rap; pocas veces se ha visto a un combo arrancar una animalidad gozosa y catártica entre el público local de tal manera. Ello hizo que los de Major Lazer, en misma línea, parecieran animadores de boda. También gozoso, con cuatro tamborileros extra, el rock directo de The Kills (Alison Mosshart y Jamie Hince, otro gran guitarrista). Mutemath asombró con su rock matemático, y Unknown Mortal Orchestra con su pop-psicodelia, lástima el pésimo audio. The Wallflowers muy cálido, pero choca que Jakob Dylan insista en sonar a su padre. Death in Vegas con su hipnosis electrónica, así como las pop-garageras de Dum Dum Girls. De los mexicanos, lucieron: León Larregui, Bufi, The Wookies, Plastics Revolution, Bam Bam. Lo triste, Cat Power: la dulce e intensa cantautora lució descuidada, extraviada, visiblemente en drogas.

El domingo, impecable el electro-rock oscuro de Whomadewho; genial, la electrónica de Modeselektor; las manos impresionantemente rápidas de AraabMuzik (Abraham Orellana) para, sobre un sampler MPC, ejecutar un ruidoso y demoledor electro-tech-dubstep-rap. Neon Indian y su electro-rock soñador, aunque mal audio de nuevo. Shabbaz Palaces y su hip hop lento, arty, con bongós y trajes africanos. Black Lips y su garage-punk deschongaron a la morriza. James Murphy aplicó sabroso el funk-disco. Alabama Shakes, profundo, con su soul-blues. La cantautora L.P, gran voz, cruza de Patti Smith con Stevie Nicks. Florence and the Machine flotó, pop y vaporosa. The Drums decepcionó sonando más fresi-aburrido de lo esperado.

Corona Capital 2013: morimos por que nos vuelvas a sorprender.

patipenaloza.blogspot.com

Twitter: patipenaloza