entro de la amplia gama de modalidades presentes en la comunicación de la ciencia, el periodismo científico tiene características que lo hacen diferente de otras actividades orientadas a difundir el conocimiento. Aunque es algo estrictamente personal, debo confesar que para referirme a esta actividad nunca me ha gustado el término divulgación, porque en mi opinión da una idea de niveles en los que la información fluye del que sabe hacia el que no sabe (es decir, hacia el vulgo). Los contenidos o mensajes en el periodismo no pocas veces van dirigidos también a quienes tienen un amplio conocimiento respecto a un tema.
Lo anterior muestra que existen distintas ideas en torno a la comunicación de la ciencia, entre las que pueden identificarse dos grandes grupos. En el primero, al que podría definirse como un modelo unidireccional, el conocimiento se mueve desde los centros generadores del conocimiento (institutos, laboratorios, universidades, organizaciones científicas, etcétera) hacia la sociedad. El otro sería un modelo bidireccional (o quizá sea mejor decir multidireccional), en el que el conocimiento se desplaza, además de como ocurre en el caso anterior, también en sentido inverso, de la sociedad hacia la ciencia, y horizontalmente entre distintos actores sociales.
En los dos modelos es necesario un núcleo o elemento intermediario o de enlace, formado por medios de comunicación y personas especializadas en la comunicación de la ciencia, que no son necesariamente científicos (aunque pueden serlo). En el modelo unidireccional, los medios de comunicación impresos o electrónicos de carácter institucional se ajustan muy bien al concepto de divulgación. En el segundo caso, en el cual quedaría enmarcado el periodismo científico, los medios no dependen de los centros generadores de conocimiento, y sus contenidos pueden otorgar indistintamente mayor o menor peso a éstos respecto de otros sectores sociales.
Entre los elementos que dan sustento al modelo multidireccional se encuentran las respuestas sociales ante los avances científicos, las cuales se explican por el papel cada vez más importante que tienen la ciencia y la tecnología en todos los órdenes de la vida de las personas. Las sociedades reaccionan de diferentes maneras frente a proyectos sobre armamentismo, en torno a los organismos genéticamente modificados, la nanotecnología, o ante el empleo de células embrionarias en la investigación, por citar sólo algunos ejemplos recientes. La fuerza de esta respuesta social puede ser de tal magnitud, que lo mismo puede favorecer o frenar los programas de investigación. El periodismo científico debe dar cuenta de estos procesos.
Cabe señalar que en algunos casos estas reacciones sociales pueden estar guiadas por el desconocimiento, o estar orientadas por grupos anticientíficos o clericales (los cuales en ocasiones son indistinguibles), que ven en cada nuevo descubrimiento un peligro. El papel del periodismo científico, al estar situado en esta interfase, consiste en actuar críticamente, con rigor y objetividad, para informar y orientar a la opinión pública, alejado de dogmas y prejuicios.
También es preciso decir que no todas las respuestas de la sociedad tienen una motivación como la descrita, pues no pocas veces se han producido alianzas entre la ciencia y distintos sectores sociales y algunas de ellas se han traducido en mayores avances en el conocimiento y en la calidad de vida, como en los casos de los tratamientos de personas con desórdenes del desarrollo sexual, el empleo de métodos anticonceptivos o el debate sobre el aborto, temas en los que se ha avanzado gracias al respaldo del conocimiento científico. El periodismo de ciencia se encuentra inmerso en estos debates y no pocas veces ha desempeñado en nuestro país un papel importante en la definición de las políticas públicas.
Lo anterior permite identificar una de las características más importantes del periodismo científico: la autonomía, que le permite actuar de forma crítica simultáneamente frente a los centros generadores de conocimientos y ante los distintos sectores sociales, y permite también hacer visibles las políticas o líneas editoriales en los medios de comunicación que difunden la ciencia.
Una versión de este texto fue presentada durante la reunión de la División de Periodismo Científico organizada por la Sociedad Mexicana de Divulgación de la Ciencia y la Tecnología (Somedicyt), el pasado 17 de octubre en la ciudad de Tlaxcala.