Opinión
Ver día anteriorJueves 25 de octubre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El arrogante español
L

a Compañía Nacional de Teatro (CNT) en su Ciclo Patrimonio Universal del Teatro presenta El arrogante español o Caballero de milagro de Félix Lope de Vega y Carpio bajo la dirección de José Solé. Es bien conocida la historia de esta obra encontrada y editada por primera vez apenas hacia la mitad del siglo pasado; el hallazgo se hizo en la biblioteca de El Escorial en un lugar secreto a donde iban a parar los textos prohibidos por heréticos o por contener ataques contra el Imperio español, como sería el caso de esta obra (aunque la versión de Solé está expurgada de cualquier connotación antiespañola). De cualquier manera se agradece verla en escena, por sus posibilidades cómicas y sobre todo por la libertad que se concede a sí mismo el dramaturgo. Escrita en la juventud de Lope, muestra ya muchas de las características innovadoras de su teatro al romper las unidades que Aristóteles nunca escribió, pero que los preceptistas impusieron a toda obra teatral, y en la que aparece por primera vez el llamado por algunos estudiosos figurón, que ostenta ser más de lo que es, cuyo prototipo sería el protagonista Luzmán; también se perfila el gracioso –personaje, del barroco, casi siempre un criado, al que se le encomienda hacer reír con sus gracejadas– en la persona de Lombardo.

La Italia dominada por Carlos V fue parada de muchos españoles y también era un lugar de tránsito de gente de diferentes nacionalidades como la francesa Beatriz de esta obra, caracterizada como francesita de camino, es decir, instalada temporalmente pero que se da tiempo para atender a sus galanes. Lope evade el recurso de las comedias de narrar la historia principal de una dama y un caballero secundada por la historia de los criados de ellos, para plantear tres personajes femeninos de la incipiente burguesía (Mujer de estrado es caracterización de Octavia para subrayar que no trabaja). Estas tres féminas entretejen sus historias, que se dan al mismo tiempo –con Luzmán haciendo mayores los enredos y engañando a dos galanes y un marido.

En este ambiente relajado transcurren los incidentes de esta obra que rezuma erotismo y gracia. El timador Luzmán envuelve con su labia a los señores para hacerse de ropa nueva, y a las mujeres para seducirlas y quedarse con alguna de sus joyas, en esta comedia de enredos de ritmo acelerado, hasta que se descubren sus artimañas y sufre un justo castigo al ser burla, en paños menores, de hombres y mujeres a los que estafó, él que vivió y medró de apariencias dada su buena figura y su ingenio. La gracia y la ligereza de la comedia son llevadas por José Solé –con larga trayectoria en estas lides– a la escena, a veces con chistes visuales, casi siempre acentuando lo dicho por el timador.

El director y autor de la versión lo es también de la escenografía y el vestuario (lo que no sorprende a quienes conocemos su trabajo desde hace muchos ayeres). La escenografía de prismas giratorios con una escena pintada en cada lado, recuerda los periactos del teatro clásico griego y consisten en las diversas fachadas, con ventanas, balcones y puertas practicables. Ostentan pinturas deliberadamente ingenuas diseñadas por Solé y son movidas por tramoyas, muchos de ellos con ropa uniforme. En cuanto al vestuario correspondiente al del siglo de Lope, es gayo y mantiene un color para cada personaje, excepto por los intercambios que establece el timador Luzmán; el colorido de los escenarios y los ropajes dan un toque de alegría resaltado por la iluminación de Kay Pérez y la música elegida por Leonardo Soqui. Las máscaras carnavalescas del final, con la luz tenue y su actitud violenta, rompen con la comicidad que se advierte en toda la obra. Ligereza y buen ritmo, se podría plantear en este montaje, además de momentos muy chuscos, como la bacinica vaciada desde un balcón y que cae en el caballero de milagro (Chiste que recuerda un momento de la película Volpone de Maurice Tournier de 1940, pero que no por repetido pierde su eficacia). El elenco es muy grande y excelente cada quien, por lo que solamente me referiré a Arturo Beristáin en un papel diferente a los que se le conocen en general y que prueba su ductilidad.