Sociedad y Justicia
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Homenaje a José Emilio Pacheco en la FIL-Oaxaca
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 3 de noviembre de 2012, p. 32

Oaxaca, Oax., 2 de noviembre. La noche del jueves, Oaxaca se rindió ante José Emilio Pacheco Berny, uno de los grandes exponentes de la literatura mexicana.

El escritor, traductor y autor de las obras El principio del placer y Las batallas en el desierto, ganador de los premios Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Cervantes –ambos en 2009– es homenajeado este año en la edición 32 de la Feria Internacional del Libro Oaxaca (FILO).

En el teatro Macedonio Alcalá, con lleno total para aplaudir y reconocer al literato a sus 73 años de edad, se vivió una velada mágica.

El escritor estuvo acompañado por su esposa, Cristina Pacheco, y entrañables amigos, como Sergio Pitol, Margo Glantz, Juan Villoro y Marcelo Uribe, quienes le dedicaron palabras de reconocimiento y, sobre todo, agradecimiento, al recordar diversos pasajes de juventud.

La escritora Margo Glantz recordó que a Pacheco lo conoció a la edad de 23 años –hace ya medio siglo–, cuando con Carlos Monsiváis (1938-2010) sostenía diversas competencias: se ponían a competir y empezaban a recitar versos tras versos de Neruda, Barra, Lynn, Osvaldo Díaz Casanueva y Huidobro, y luego de Pellicer, Paz, Owen, Lizalde, Villaurrutia y párale de contar. Yo los miraba boquiabierta, evocó la colaboradora de La Jornada.

Mientras, el homenajeado dejaba escapar la risa al recordar esos encuentros y aventuras. “Monsiváis y José Emilio –prosiguió Glantz– se sabían casi todos sus versos, luego me pedían que decidiera cuál de los dos tenía mejor memoria, a veces le otorgaba la presea a José Emilio, y Monsiváis se enojaba, y cuando escogía a éste tocaba el turno de enojarse a José Emilio”.

Sergio Pitol, por su parte, destacó mediante un texto que fue leído durante el homenaje a Pacheco, la gran labor literaria y los aportes del poeta en sus libros, poemarios y traducciones.

Pitol hizo hincapié en que José Emilio Pacheco ha abordado todos los géneros literarios en los que, “como los hombres del Renacimiento, intuyó muy pronto que la sabiduría consiste en integrar todo en todo, lo grandioso con lo minúsculo, el hermetismo con la gracia, lo público con el sigilo.

Mi deuda con la amistad y la obra de este señor es enorme, recalcó Pitol, ganador del Premio Cervantes en 2005, quien dijo haber sido presentado con José Emilio por Carlos Monsiváis, junto con quienes pasó incontables horas recorriendo librerías, bebiendo café o incluso en una taquería, tiempo en el que hablaban de sus obras con gran fervor, rememoró.

A sus 19 años, afirmó Pitol en el texto, Pacheco Berny ya mostraba una escritura madura, incluso me parecía inconcebible que alguien menor de 20 hubiese podido producir relatos de tal naturaleza, ambiciosos técnicamente, con un perfecto ritmo y dominio del idioma y una arquitectura tan sólida como poco visible. Fue a partir de la publicación de La sangre de Medusa y otros cuentos marginales (1959), que el literato se convirtió en el polígrafo perfecto, dominando los campos más diversos de la actividad literaria.

Pitol remató: Me honro en poder considerar un amigo a un autor a quien he admirado siempre.

Un emocionado y sorprendido José Emilio, micrófono en mano, agradeció el gesto de sus entrañables amigos y del público presente. Dedicó algunas palabras a sus cómplices de mil batallas; movía el micrófono de un lado a otro, lo cual causó risa en los espectadores, por lo que confesó que seguramente los movimientos de la mano eran inconscientes, pues recordó que no le gusta hablar en público y menos ante tantas personas.