La actriz Geraldine Chaplin encabezó la Cátedra Ingmar Bergman en la UNAM
España está en el infierno por los cabrones que ustedes saben
Me parece muy obsceno lo que ganan las empresas; ¡y se quejan de ganar mucho menos!
, lamentó
Sobre su trabajo mencionó: Primero elijo director; es lo más importante, ¡es Dios!
Martes 13 de noviembre de 2012, p. 9
Un día, Charles Chaplin dijo a su hija Geraldine que no le agradaban los directores jóvenes, porque no sabían hacer cine. Asistían a una función y, al salir, el gran Charlot comentó: ¡Qué buen director!
Se refería a Ingmar Bergman.
Ayer, Geraldine (Estados Unidos, 1944) llegó al Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) de la Universidad Autónoma de México (UNAM) para dictar la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro, que lució llena, sobre todo de jóvenes deseosos de oír el pasado brillante del cine en voz de una estrella.
La mañana de ayer recibió la noticia de que la crisis económica española ha provocado otros dos suicidios, que se suman a los mil que se calcula ha causado el atroz cúmulo de desalojos de quienes son despojados de sus casas por falta de pago, la mayoría por haber perdido el empleo.
Ante eso, Geraldine, quien ha actuado en varias de las mejores películas españolas, al lado de directores de la calidad de Carlos Saura, dijo en entrevista con La Jornada: “¡Es espantoso! Yo no tengo la solución, pero antes las grandes empresas se conformaban con ganar menos; es decir, se hacían solidarias. Esto sería un paso adelante, en lugar de estar recortando a la cultura, ¡al futuro! Ese es mi forma de pensar, y me parece muy obsceno lo que ganan las empresas. ¡Y se quejan de ganar mucho menos!
Los recortes a la educación y a la cultura son despreciables, de parte de un gobierno espantoso. Me parece una vergüenza. Hay quienes han tenido que irse a vivir con sus padres, o con amigos, por los desalojos. No digo que haga falta una revolución, pero sí que se necesita algo que nos saque del infierno, porque España está en medio de él, gracias a los cabrones... que ustedes saben.
Con todo, siempre hay y debe haber arte. Siempre he creído que si llegan seres de otros planetas y encuentran nuestro arte verán lo más importante de nosotros. Aunque ya no estemos, se darán una idea de quiénes y cómo fuimos.
Inimaginable no ver cine
Ante los millones de personas que no ven cine por pobreza o por cualquier otra razón, recordó cómo en Cuba se llevaban películas a sitios donde no había nada del séptimo arte.
No me imagino eso de no poder ver cine... Tengo un amigo, Teo, que perdió la vista a los ocho años. Es kurdo y va al cine con un amigo que le cuenta todo. Sale y luego dice que ha visto una película fantástica la semana pasada. Dentro de su cabeza él ha visto cine.
Antes, Geraldine Chaplin sostuvo una charla con la actriz mexicana Diana Bracho. Ahí se expuso que Geraldine es conocida por el público mexicano, ya que su imagen llegó a las pantallas de nuestro país en las películas del director español Carlos Saura, que integraron sucesivas muestras internacionales de cine en los años 70. Cintas como Ana y los lobos (1972), Cría cuervos (1975) y Elisa, vida mía (1977) se produjeron durante la dictadura franquista.
Tras su ruptura con Saura, Geraldine se alejó del cine ibérico, al que regresó al final de los años 90. Durante esos años trabajó con cineastas europeos y estadunidenseses. En el cine mexicano ha trabajado con la dirección de Guita Schiffer, en Las caras de la Luna (2001), donde compartió la pantalla con un elenco formado, entre otras, por Diana Bracho y Carmen Montejo.
Por su trabajo en repetidas ocasiones con directores como David Lean, Robert Altman, Alan Resnais, Pedro Almodóvar, Carlos Saura, Martin Scorsese, Jacques Rivette, Franco Zeffirelli y Claude Lolouch, entre otros, Geraldine Chaplin ha sido reconocida en el mundo y su trabajo ha alimentando puentes culturales mediante el cine.
La actriz, hija de uno de los personajes más importantes en la historia del cine, después de residir en Estados Unidos la primera parte de su niñez se trasladó con su familia a Suiza, donde cursó los primeros estudios. Más tarde estudió danza en el Ballet Real de Londres.
En teatro participó como protagonista en la puesta en escena de La Cenicienta, en 1963, en París, y en The Little Foxes, dirigida por Mike Nichols, en 1968. Su debut en el cine se produjo en Candilejas (1952), película dirigida y protagonizada por su padre.
En los años 60 mantuvo una relación sentimental con el director español Carlos Saura, con quien colaboró profesionalmente en las películas Peppermint Frappé (1967), Stress-Es Tres-Tres (1968), La madriguera (1969), El jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1973), Cría cuervos (1976), Elisa, vida mía (1977), Los ojos vendados (1978) y Mamá cumple cien años (1979).
En 2003 ganó el Premio Goya como mejor actriz de reparto por En la ciudad sin límites. En 2008 estuvo nominada para este mismo premio como mejor actriz de reparto por El orfanato.
Herederas de talento
Diana Bracho dirigió su plática a resaltar la vida y obra de su padre, Julio. A mí me admira que te hayas llevado tan bien con tu papá, porque pudo haber sido de otro modo
, comentó Bracho.
Geraldine acotó: “Mi padre no sólo era el más conocido, sino también el más querido. Yo me sentía envuelta de amor, porque era hija del gran Charlot. Mi padre era muy amoroso con sus trabajadores”. Diana comentó que alrededor suyo se oían voces respecto de que se trataba de la hija de don Julio. “Tú y yo construimos –dijo Bracho–; en tu caso tienes una de las caras, uno de los rostros más interesantes del cine. El gran fotógrafo Alex Philips, a quien tú no conoces...”
Acotó Geraldine: Claro que lo conocía. En mi juventud.
Diana Bracho: “Él trabajó mucho con mi papá. En la película El castillo de la pureza, me decía que lo más importante de un actor en el cine era la calavera. Eres una actriz totalmente tú, tuya”.
Recortes a educación, despreciables
Geraldine agregó que su primera película marcó el futuro, porque se le catalogó como estrella de superproducciones.
Hice películas en España, con Saura, pero la verdad eran muy marginales. Para hacer un papel, lo primero que elijo es al director, el guión, y después la relación del director con el guión, pero para mí el director es lo más importante. ¡Es Dios! Con el director se establece un lazo muy especial, que determina si las cosas funcionan.
Geraldine Chaplin dijo que espera que un director la lleve más allá del lugar común.
Así continuó la charla, con Diana resaltando su trabajo y Geraldine respondiendo con amabilidad. Firmó decenas de fotos y del folleto que se distribuyó a los asistentes. y más fotos, a un costado del busto de Dante.