Moonrise Kingdom
a 54 Muestra Internacional de Cine tiene su arranque verdadero con la proyección de Moonrise Kingdom: un reino bajo la luna (Moonrise Kingdom), cinta más reciente de Wes Anderson, original y muy vívido relato sobre una historia de amor preadolescente.
El realizador de El fantástico señor zorro y Los excéntricos Tenenbaum propone, a partir de un guión propio y de Roman Coppola, una romántica recreación de atmósferas de los años 60 (música pop de Francoise Hardy, composiciones de Benjamin Britten, tocadiscos portátil de 45 rpm, sugerentes arreglos cromáticos, atuendos clásicos y extravagantes, rematados con binoculares o grandes anteojos) en una isla de Nueva Inglaterra, donde un grupo de boy scouts comandados por el lunático Ward (Edward Norton) se percata de la desaparición de Sam (Jared Gilman), huérfano rebelde de 12 años rechazado por sus padres adoptivos.
El meollo de la trama es el súbito entusiasmo amoroso que comparten Sam y la joven Susy (Kara Hayward), también púber soñadora que al lado de su mascota felina acepta ser su compañera de aventuras. La huida de la pareja desata la búsqueda incesante de los padres de la niña y las autoridades policiacas al tiempo que sobre la región se cierne una gran tormenta.
Moonrise Kingdom reúne los elementos de un relato fantástico entre Julio Verne y el Maurice Sendak de Donde viven los monstruos (cartografías misteriosas, búsqueda de territorios ignotos, adultos caricaturescos que ahondan la brecha generacional y niños que saltan del temor a la temeridad, conservando siempre la inocencia), todo para evocar de modo muy eficaz algunas de las fantasías que suelen aturdir a los niños en su tránsito a la adolescencia, y de modo particular la más elocuente de todas, el primer pasmo amoroso.
Wes Anderson cuenta con un reparto formidable: Bill Murray y Frances McDormand como padres de Suzy; Bruce Willis como el capitán Sharp, autoridad policiaca, y Harvey Keitel y Tilda Swinton, presencias contundentes en roles menores.
La evocación plástica tiene algo del realismo crudo de Edward Hopper y de las evocaciones rurales de Norman Rockwell, pero el vértigo de aventuras y rescates de último momento participa sobre todo de la excentricidad del propio Wes Anderson, con el añadido de ligeros toques surrealistas.
La magia de los sueños de evasión en la infancia encuentra en el cine y en sus múltiples posibilidades lúdicas un terreno realmente propicio. No hay una diferencia sustancial entre Moonrise Kingdom y otros relatos más herméticos y barrocos en la filmografía de Anderson, Vida acuática, por ejemplo. Una misma capacidad de asombro infantil se apodera de personajes de todas las edades, atrapados a menudo en la solemnidad, finalmente liberados por la extravagancia.
La Muestra Internacional de Cine se exhibe en las salas 7, 8 y 10 de la Cineteca Nacional, y después en un amplio circuito comercial. Títulos y horarios: www.cinetecanacional.net