El Museo de Arte Popular (MAP) abrirá este 24 de noviembre sus instalaciones para rendir homenaje a Yolanda Vargas Dulché, creadora de las historietas más populares de México y quien llegó a vender más de 25 millones de ejemplares al mes. Su trabajo fue tanto que en su casa de la colonia Narvarte colocó un letrero en el que se leía: Se compran argumentos, porque no se daba abasto, expresó su hijo Manelick de la Parra Vargas Dulché, director de Editorial Vid, en conferencia de prensa realizada en el auditorio del recinto.

Desde la entrada del MAP brilla la labor de la señora Yolanda Vargas, de quien se habla en un video donde en unos minutos se resume quién fue, su grandeza y el lugar al que llevó a México: a ocupar la cima en la producción de historietas que eran una simbiosis de realidad y ficción.

Ella fue pionera en el mundo de la literatura popular en México y fue nombrada reina de las historietas al crear obras como El pecado de Oyuki, Yesenia, María Isabel, Rubí y Memín Pinguín, además de destacar en el género de la telenovela y de incursionar en el cine.

Vargas Dulché (1919-1999) fue una escritora con gran empatía hacia sus personajes, factor que la ayudaba a jugar con las emociones de sus lectores, transportándolos del enojo a la risa o a la ilusión a través de sus historias.

La obra de esta autora sui géneris se arraigó en el gusto del pueblo por cerca de cuatro décadas, y ahora el público podrá recordarla y disfrutarla por medio de la exposición Yolanda Vargas Dulché, contadora de historias.

La exhibición es organizada por el MAP, en colaboración con Editorial Vid y Televisa, y estará abierta del 24 de noviembre al 31 de marzo.

Yolanda, periodista, cantante escritora, madre de familia y empresaria, todo en ese orden, fue en su momento una de las mujeres más leídas en el país, comparándose en el nivel de auditorio sólo con el de la española Corín Tellado, la escritora más leída en lengua castellana, después de Cervantes, coincide el investigador Ismael Flores.

Publicó más de 60 creaciones en México y muchas en otros lugares del mundo, como Indonesia, China, Japón, Italia, Colombia, Estados Unidos y Filipinas. En este último país el Ministerio de Educación (1985) declaró a Memín Pinguín lectura obligatoria en las escuelas, debido a que fomenta el respeto a la familia y las instituciones.

Cuántos no recuerdan al menos una de sus historias o han oído y compadecido la suerte de María Isabel, llegada a la ciudad con una niña en brazos, que no es su hija.

Quién no se ha indignado con las maldades de Rubí, mujer que usa su hermosa para conseguir dinero y poder.

Y qué decir de Memín Pinguín, icono de la historieta mexicana, para cuyo nombre Yolanda se inspiró en Guillermo de la Parra –su esposo–, por ser bromista y pingo en su trabajo y con sus amigos. El negrito Memín es sin duda el personaje más simpático y con más ángel de los creados por la escritora, un niño de sinceridad conmovedora y alma sin dobleces; su don: una terrible facilidad para provocar enredos a los que arrastra a sus amigos más cercanos: Ernestillo, Carlangas y Ricardo.

Con la historieta la gente aprendió a leer, a manejar discursos sobre la ficción, el amor, la ciudad, y se formó un gusto por sólo 10 centavos de ese entonces.

A partir de los años 40, las creaciones de Vargas eran muy leídas en México, principalmente por las clases populares, que esperaban ansiosamente el siguiente capítulo de la trama, que cada semana quedaba en suspenso. Se trataba de una novela en forma de cuadernillo con entregas periódicas, en el que, a punto de concluir una historia, se comenzaban a leer los primeros capítulos de la siguiente.

En la rueda de prensa, el director del MAP, Wather Boelsterly Urrutia, expuso que la muestra rinde tributo a una creadora de arte popular y de historias, generadora de empresas. Fue un gran ser humano y la única persona que creó un pueblo entero, en Durango, costeado por ella. El pueblo aún existe.

Pionera

Para el curador de la exposición, Gerardo Estrada, “en el MAP suelen presentarse muestras de arte popular como artesanías, pero pocas veces nos damos cuenta de que la cultura popular también se manifestó en el siglo XX a través de los medios de comunicación y que fue creando su propio lenguaje. En ese entonces hubo dos grandes apariciones: la radio, que transmitió música y radionovelas, que dieron lugar a la educación sentimental de los mexicanos. Ahí están las canciones de Agustín Lara, de Pedro Vagas, Toña La Negra. Ellos dieron lugar a una forma de ver el mundo. A la par surgieron las historietas, que son diferentes a los cómics, pues éstos son finitos y la historieta sigue.

Son muchos los historietistas mexicanos, pero destaca Yolanda Vargas Dulché como pionera. Ella comenzó en la radio cantando con su hermana, en el dueto La Rubia y la Morena, pero lo suyo eran los argumentos para historietas. Lo extraordinario de Yolanda Vargas Dulché es que supo adaptarse a sus tiempos. Si hoy viviera haría sus historias en Internet.

Citó que en su momento el éxito de Vargas fue criticado por escritores de la llamada alta literatura, a lo que la creadora respondía que de qué sirve ser leído por unos cuantos.