Triunfa el hierro de Los Encinos, que en la sexta corrida mandó tres buenos toros
Sendas faenas de El Juli, Arturo Saldívar y Diego Silveti hacen remontar la temporada
Lunes 26 de noviembre de 2012, p. a42
En una plaza de toros que presume de ser de primera están muy bien las apoteosis urgentes y las euforias masivas, pero nunca a costa de la aplicación seria de la normativa taurina. El por lo menos hace 15 años inobservado reglamento taurino para el Distrito Federal, en su artículo 72, fracción II, ordena: Dos orejas serán otorgadas luego de tomar en cuenta las condiciones de la res lidiada, la brillantez de la faena realizada, tanto con el capote como con la muleta, y la ejecución de la estocada
, en singular.
En la sexta corrida de la temporada el juez de plaza Gilberto Ruiz Torres, matador de toros en retiro, ignoró serenamente lo anterior y otorgó a cada alternante de a pie –actuó en primer término la rejoneadora de novillos Mónica Serrano quien, no obstante su falta de rodaje, mostró cualidades y temple desde sus cabalgaduras con uno suave de De Santiago- dos orejas por faenas de altos vuelos pero deficientemente coronadas con la espada.
Se lidió un encierro de la ganadería queretana de Los Encinos, un tanto dispareja de presentación y de lidia, destacando por su trapío, claridad y emotivo comportamiento los tres primeros, que contrastaron con los tres últimos, con menos presencia, sin transmisión y deslucidos, tomando todos una vara, por lo que muy bien hizo el ganadero Eduardo Martínez Urquidi en saludar desde el tercio cuando Diego Silveti lo invitaba a dar la vuelta al ruedo tras la muerte del tercero. Que otros se cachondeen de la bravura.
Hicieron el paseíllo Julián López El Juli (30 años de edad, 14 de alternativa y sólo
40 corridas esta temporada en España, por la crisis), Arturo Saldívar (23 años, dos de matador y 21 corridas este año), y Diego Silveti (27, un año cuatro meses de matador y 28 festejos, la mitad en España), y la Plaza México registró la mejor entrada en lo que va del serial, prueba de que aún interesa la rivalidad.
Con Huizache, de 503 kilos, negro bragado, fino de lámina, bien puesto y largo, El Juli dio unos lances desabridos, y más con el recuerdo del capote morantiano, quitó por cambios bruscos que quisieron ser chicuelinas, y cuajó un sólido trasteo por ambos lados, destacando los mandones y largos naturales. Tras un pinchazo dejó una entera defectuosa, pues el toro tardó en doblar. Perdiendo los papeles Julián, con señas, indicó al juez que ordenase la vuelta a los despojos del toro pero afortunadamente Ruiz Torres sólo ordenó arrastre lento.
Luego de que los miembros de La Porra Libre le otorgaran a Saldívar el Premio Manolo Martínez como triunfador de la temporada pasada, y de que el empresario de la México tuvo que tragarse sus insultos y amenazas cuando el muchacho salía con cuatro orejas y un rabo en el primer festejo del serial anterior para ya no volver, Arturo se topó la tarde de ayer con Garambullo, con 508 kilos, precioso berrendo al que toreó muy bien con capote y muleta, no obstante que su embestida no fue como la del primero. Con sitio, celo y determinación, Saldívar dio un concierto con la diestra, instrumentó impávido cinco bernadinas y dejó una entera en lo alto, algo caída.
Con Ocote, de 550 kilos, un cárdeno oscuro tocado del pitón izquierdo, con menos calidad y primero de Diego Silveti, éste no se amilanó ante el triunfo de sus alternantes sino que encastado y mentalizado permitió que la fuerza de espíritu de los Juanes y de David flotara en el ruedo. Dejó una entera desprendida y tendida e indebidamente se dio arrastre lento a los despojos de la res. Lo demás fue lo de menos.