71 años de haber visto la luz, y a 50 del debut fonográfico del histórico cantautor estadunidense Bob Dylan, su trabajo sigue alumbrando espíritus con la misma fuerza vital que lo encumbró como uno de los iconos culturales más influyentes del siglo pasado y el que inicia. Incansable, imbatible, fiel a sus raíces sonoras, su música vuelve a alejarse hacia los mares de la soledad para regresar hecho tempestad, entre imágenes líricas de violencia, lujuria, humor y perdición. Nada de comodidad. Sus narraciones siguen escarbando el lado oscuro del ser humano, introspectivo como siempre ha sido, con las palabras adecuadas y la confidencia rasposa de su voz inconfundible, así como la sinceridad dramática que su género personal exige.

Tempest (2012) es el nombre del disco, en el que sigue encaramándose a los rasgos armónicos del blues, el country, el folk, el rockabilly y el swing. Sucio pero elegante, dulce y frágil aunque maldito, Dylan continúa cavando las arrugas del renacimiento masivo que ha experimentado desde el Time Out of Mind (1997), tras vivir un vado creativo en los años 80, en los que parecía vivir de los ecos del reinado que encabezó en los años 60 e inicios de los 70. Álbumes como Love and Theft (2001), Modern Times (2006), lo regresaron al ruedo, y el actual álbum podría considerarse saga del mismo impulso, ahora de forma más íntima, musicalmente hablando, con el diablo más en el fondo que en la forma, y con pasajes más afines al sonido acústico tradicional, que a las rugosas atmósferas rocanroleras que produjo en sendos álbumes dosmileros. Nostálgicas guitarras slide, acústicas y eléctricas moderadas; órganos empolvados, acordeones arrabaleros, violines solitarios, envuelven un disco que, a pesar de la crudeza de sus letras, respira más tristeza que fiereza, aunque sin la reflexión mortuoria de sus producciones previas, celebrando a la vida a través del deseo y el pecado, como venenos necesarios para la mejor circulación de la sangre. Es de destacarse la fina guitarra invitada de David Hidalgo (Los Lobos) en Early roman kings, así como la dedicatoria a John Lennon con Roll on John, hecha de trozos de letras del finado beatle. Arrasando con todo a su paso, esta nueva tempestad llamada Dylan sigue colocándose en un trono del que no pareciera querer bajarse nunca. Un clásico apto para quienes se aferran a las melancolías errantes.

Skrillex, C Tacvba, Ellen Allien, Pasagüero

Viernes 14: 1. Sobreviviente del nu-pospunk dosmilero, vuelve la banda londinense Bloc Party, con cuarto disco, Four (2012). Cuando se pensaba que habían dado lo mejor de sí, con repetitivos ritmos a lo Gang of Four, regresan con más vitalidad, luego de que dos integrantes armaron proyectos aparte (el cantante Kele Okereke y el bajista Gordon Moakes), lo que quizá les dio nuevos bríos. Llenos de riffs ultra-guitarrosos, suenan diferente, con menos funk y más furia punk. El guitarrista Russell Lissack brilla y los sintetizadores casi se han ido. Alebrestado reencuentro con su público mexicano. Auditorio Blackberry (Insurgentes Sur 453, Condesa), 22 horas, $380 a $ 750. 2. Café Tacvba cierra exitoso año. Centro de Convenciones Tlalnepantla (Roberto Fulton s/n con Mario Colín); 17 horas, $300 a $600. 3. La diyéi alemana Ellen Allien vuelve con su ánimo dance-techno. Fever (Nuevo León 67, Condesa), 22 horas, $300.

Sábado 15: 1. Tras nueve años, Pasagüero cierra para renovarse y abrir en primavera 2013. Ojalá no sea el fin de tan emblemático foro. Pinchan: Bonnz & Oro de Neta y el gran DJ Aztek 732 (Motolinia 33, Centro), 22 horas, $200. 2. Festival El Rock nos Une: dos días de rock mexicano. Sábado 15: Bunkers (Chile), Paté de Fuá, Ely Guerra, Los Daniels, Lucybell, Nortec, Alfonso André, Austin TV, Bengala y San Pascualito Rey, entre otros. Domingo 16: Panteón Rococó, El Gran Silencio, La Castañeda, Inspector, Los de Abajo, Los Victorios y La Tremenda Korte, entre otros. Pepsi Center (Dakota s/n, Nápoles, tras el World Trade Center); 14 horas, $400 y $700.

Jueves 20: Odiado por unos, amado por otros, el angelino Sonny John Moore, mejor conocido como Skrillex, brincó al estrellato como productor y diyéi de música propia, tras ser vocalista de la banda hardcore From First to Last. Como Skrillex aparecía ocasionalmente; mas su estilo distorsionado, de ritmos rotos, y su inusual fusión de timbres dance-pop con dubstep, entre abruptos quiebres de edición, le volvieron gran sensación, sin negar cercanías con figuras electro como Benny Benassi, Deadmau5, así como Justice, Chemical Brothers y Aphex Twin, en versión light. Con tres EP’s (Scary Monsters & Nice Sprites, 2010; More Monsters & Sprites, 2011 y Bangarang, 2012 –menos agraciado), es todo un fenómeno de masas. Expo Bancomer (Av. Santa Fe 270, Santa Fe); 20 horas, $460 a $2526 (más conciertos en patipenaloza)

Twitter: patipenaloza