París, 17 de diciembre. La polémica arreciaba el lunes en Francia después de que el actor Gérard Depardieu anunció la víspera su voluntad de renunciar a la nacionalidad francesa –aunque sólo devolvió sy pasaporte–, y el primer ministro Jean-Marc Ayrault negó haberlo insultado, mientras la derecha aprovechó la ocasión para criticar la política fiscal del gobierno.

En una carta abierta publicada el domingo por el actor, Depardieu reprochó a Ayrault haber calificado de ruin su decisión de residir en Bélgica para pagar menos impuestos, y anunció que devolvía su pasaporte francés.

No pido ser aprobado, pero sí, al menos, respetado, escribió Depardieu quien respaldó públicamente al ex presidente Nicolas Sarkozy (derecha) en las elecciones de mayo pasado, ganadas por los socialistas.

No traté de ruin a Depardieu; dije que efectivamente tenía algo de ruin dejar de residir en su país para pagar menos impuestos, explicó el lunes Ayrault, recordando que al mismo tiempo habló de solidaridad ciudadana y de patriotismo. Pagar los impuestos cuando hay que hacer esfuerzos es asunto de todos los franceses, agregó.

Una declaración destinada a calmar los ánimos en momentos en que la oposición aprovechó el caso para atacar la política fiscal del gobierno.

El presidente François Hollande está echando por tierra nuestro país con su apaleamiento fiscal, estimó el presidente proclamado de la Unión para un Movimiento Popular (UMP) (derecha), Jean-François Copé, acusando al gobierno de pisotear a los artistas y a los empresarios.

Habría que preguntarse por qué Depardieu decidió irse de Francia, estimó el ex canciller Alain Juppé (UMP), afirmando que el nivel de confiscación fiscal es insoportable, pero estimando al mismo tiempo que lo que el actor hace no está bien.

El senador socialista David Assouline calificó de escandaloso que la derecha justifique y aliente el exilio fiscal.

Paralelamente, el presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Claude Bartolone, declaró que Depardieu debería recordar que sea cual sea su talento, no sería la estrella que es hoy sin el cine francés, y que éste goza de subvenciones pagadas por los contribuyentes, lo que le permite existir y ser lo que es.

Un poco de solidaridad, piden

El diputado Noël Mamère recordó también que los artistas franceses tienen ayuda del Estado, y estimó que los ocho millones de franceses que viven hoy en la pobreza deben estar asqueados al ver esto. Depardieu no será menos rico si acepta ser un poco solidario, dijo.

Algunas personalidades salieron en defensa del actor, como el cineasta Claude Lelouch, quien denunció un linchamiento vergonzoso. Aunque consideró, al mismo tiempo, que su partida puede ser tomada como un insulto a la miseria.

Por lo demás, Lelouch estimó que Depardieu asume un riesgo enorme con su principal capital: su público.

En Bélgica, la perspectiva de una naturalización del actor fue acogida el lunes con escepticismo, debido a que obtenerla requiere paciencia y pruebas de apego al país.

La prudencia es obligatoria, ya que no ha confirmado su deseo de ser belga. No he recibido ninguna petición oficial, indicó Georges Dallemagne, presidente de la comisión parlamentaria que otorga la nacionalidad.

Gérard Depardieu, una de las más célebres figuras del cine francés, radica en la localidad belga de Estaimpuis, situada a sólo un kilómetro de la frontera francesa.

Al residir en Bélgica, el actor, propietario de restaurantes y viñedos en Francia, España y Argentina, pagará menos impuestos.