En charla con La Jornada, el jazzman evocó los tiempos del Riguz Bar y compartió sus planes
La música, mi política y la mejor educación, afirma Tino Contreras
Por primera vez tocará en Londres y en abril celebrará el Día Mundial del Jazz en Pachuca
Recuerda que grandes del género en EU, como Count Basie, Al Hirt y Benny Goodman hacían del local escala obligada
A sus 45 discos grabados sumará uno de éxitos que lanzará el año próximo
Viernes 21 de diciembre de 2012, p. 8
Tino Contreras salta de un tema a otro, recuerda pasajes de su extensa trayectoria en el mundo de la música sincopada, habla de una próxima presentación en Pachuca, de sus 45 discos grabados y del que publicará en 2013 y, sobre todo, revive los días del Riguz Bar.
En amena, aunque algo apresurada conversación, en tanto su esposa Mónica disfruta de un café con leche, antes de la cita con un empresario para revisar los planes sobre un nuevo proyecto de índole deportivo-musical, Contreras dio cuenta de sus inicios en el jazz en su natal Chihuahua, algo casi genético, pues sus progenitores, Miguel, el padre, músico también, aunque de corte clásico, y su madre, Leandra, igualmente con dotes para el canto, lo indujeron irremediablemente a tocar el piano desde los ocho años, y de ahí se enganchó a lo que él llama el consuelo del alma, la dulzura de la música
, aunque reconoce que su ídolo, desde entonces, fue el inmenso Gene Kruppa.
A sus 80 años, Contreras no muestra signos de fatiga, al contrario: derrama energía y entusiasmo, y atribuye su estado a la disciplina que ha llevado, sin alcohol, sin tabaco y con extremos cuidados en cuanto a su alimentación; confiesa que la bohemia, ingrediente casi esencial entre los amantes de la composición musical, no le atrajo mucho.
Fortino Contreras González, fue el tercer hijo del matrimonio de Mario y Leandra; cursó estudios tanto en Ciudad Juárez, su lugar de residencia, como en El Paso, Texas. Como apuntó, en la casa familiar se respiraba música (su hermano Mario, trompetista de calibre, fue parte de su ensamble), pero también le entró la inquietud de boxear y llegó a calzarse los guantes en la división de los gallos.
Ya músico profesional, se unió a la agrupación de Luis Arcaraz, la cuarta mejor del mundo, en aquel entonces, después de la de Harry James, Glenn Miller y Duke Ellington
, recuerda. En 1960 saltó al jazz, luego de ganar un concurso del género en la entonces flamante Ciudad Universitaria. El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Nabor Carrillo, era conocedor del jazz, por lo que auspiciaba su difusión.
Tras el triunfo en el terreno amateur y un viaje a Grecia de por medio, donde actuó favorablemente en el Acropol Palace, se topó con su amigo Ricardo Gutiérrez, quien puso lo material, o sea el dinero, y lo aunó al talento de Tino, con la resultante del Riguz Bar, local pequeño que los jazzófilos, si así vale decir, atiborraban frente al Parque Hundido, sobre Insurgentes Sur, y que fue, dice, la cuna del jazz en la capital.
hay que trabajar con mente y cuerpo, que no se queden las ideasFoto Carlos Ramos Mamahua
Ahí formó su grupo originalmente con Max Cooper en el bajo y Al Zúniga al piano; luego fueron parte del elenco su hermano Mario en la trompeta y Víctor Ruiz Pasos en el teclado, entre algunos más, pues también otro famoso, Cuco Valtierra, fue parte de aquella legendaria alineación. El éxito del lugar era tal que hasta menores de edad –en esos tiempos la mayoría se daba a los 21 años– eran introducidos de contrabando.
Los grandes del género en Estados Unidos, como Count Basie, Al Hirt, Benny Goodman, por citar a unos cuantos, llegaron al Distrito Federal, donde el Riguz era escala obligada.
Contreras labora por el momento en su disco de este año, edición producida por el jazzman inglés Gerald Short, trabajo que incluye, como indica Mónica, los 16 mejores tracks de sus discos anteriores. Se presentará en la capital británica en fecha por definir en la primera visita que Contreras haga a Londres, una de las pocas metrópolis en las que no ha actuado. En anteriores periplos, recuerda, ha sido aclamado en escenarios de París, Madrid, Lisboa y Berlín.
En la capital francesa, Contreras recuerda que la gran Edith Piaf fue de las primeras en felicitarlo, e igualmente su clase ha sido reconocida por mandatarios como Bill Clinton, a quien calificó como buen músico, pues lo escuchó en un programa de televisión, en Washington, con una soberbia interpretación en el sax tenor de Bye bye blackbird. Contreras, quien acepta que tiene facilidad para la onda melódica, le compuso al político un estribillo y el en esos días mandatario estadunidense fue recíproco, pues le envió una tarjeta de agradecimiento firmada de puño y letra, y rotulada igualmente a su domicilio en el Distrito Federal.
No soy político; mi política es la música que, creo, es la mejor educación.
Entre los planes de Contreras para 2013 figura presentarse en abril en la celebración del Día Mundial del Jazz, acto que ocurrirá en Pachuca. Para tener éxito, concluye, hay que trabajar con mente y cuerpo, que no se queden las ideas, y hay que cruzar el Atlántico; sólo yendo por el mundo se aprende
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