La sensación de estar vivos se intensifica, incluso a extremos irrefrenables y febriles, cuanto más próxima está la muerte, sea como certeza, sensación o sólo una idea. ¿Cuántas parejas no hacen el amor después de asistir a un velorio o un sepelio? La eterna relación entre Eros y Tánatos reafirma así su dualidad inquebrantable.

La de El día antes de la felicidad es de esas historias que terminan por aniquilar todo resabio de dureza en el corazón. Un joven huérfano italiano narra las incidencias de su infancia, su pasión por los libros, la manera en que un portero se convierte en su protector y confidente, la imagen de una hermosa mujer que se asoma siempre por la ventana y se hace su amor imposible, así hasta que ese joven decide emigrar hacia el continente Americano. Todo esto ocurre teniendo como trasfondo a la imponente ciudad de Nápoles de la posguerra. El día antes de la felicidad, de Erri de Luca. Clausto de Sor Juana y Sexto Piso. 113 pp.

La luz nunca se olvida, aunque uno tenga las neuronas agujereadas de tantos alcoholes pesimistas, y sepa que un borracho, en la boca de todos, no es más que un pisotón. Así nos adentra el narrador y poeta Raúl Ortega Alfonso a esta novela que por momentos se erige tersamente angustiosa, en otros incluso asfixiante, pero siempre elocuente e intensa. Una obra que nos remite a los intestinos de Cuba en uno de los periodos más tenebrosos y complicados de su historia y que, tras su lectura, ya nunca será igual el sabor del ron producido en aquel país. Fuácata, de Raúl Ortega Alfonso. Editorial Terracota. 143 pesos.