Moscú, 6 de enero. El presidente ruso, Vladimir Putin, y el actor Gerárd Depardieu se abrazaban como viejos amigos. Tenían algo que celebrar: el artista nacido en Francia recibía su nuevo pasaporte ruso.

Con este acto, Depardieu se volvió compatriota de Putin, quien mediante decreto concedió el jueves pasado la ciudadanía al intértrete de Cyrano de Bergerac y Ásterix y Óbelix. Con anteriordad, el actor mejor pagado de Francia había decidido cambiar su residencia a Bélgica en protesta por el previsto impuesto de 75 por ciento para los ricos.

Las imágenes de televisión mostraron la residencia presidencial en el balneario de Sochi, junto al mar Negro. En el interior, sobre mesas elegantemente decoradas destacaban botellas de champán dentro de cubos de hielo. La ceremonia parecía agradable, adecuada a la Navidad ortodoxa, que se festejó este domingo en Rusia.

Gerard, ¿estás satisfecho con tu trabajo?, preguntó Putin a su huésped, quien arribó al país poco antes de la cena en vuelo chárter. “Sí, Vladimir, pero es una lástima que aún no hayas visto mi película Rasputín”, respondió Depardieu. Putin frunció el ceño. Todos los rusos deberían ver el filme sobre el misterioso asesor zarista, dijo el jefe del Kremlin, mientras buscaba la mirada de Oleg Dobrodeyev, jefe de la poderosa empresa de medios de comunicación WGTRK.

“A más tardar en mayo, Rasputín podrá verse en la televisión estatal”, prometió Dobrodeyev rápidamente. Coincidencia o no: por la mañana, antes de la reunión en Sochi, el canal STS emitió Ásterix y Óbelix.

Depardieu mostró orgulloso el nuevo pasaporte que lleva dos cabezas de águila en el frente y un sello rojo con letras cirílicas en el interior. La tinta aún estaba fresca. Si el actor, de 64 años vive de ahora en adelante principalmente en Rusia como ciudadano ruso, podrá evitar el impuesto a los ricos que le exige el fisco francés.

Sin embargo, la estrella del cine galo insiste en que no es un evasor fiscal y que ama a Rusia. Según anunció, quiere residir en Belye Stolby, cerca de Moscú. En el gigantesco país reina la alegría por la incorporación de este nuevo ruso. Es un tipo genuino. Se puede hablar con él, beber con él y, si es necesario, se le puede dar un golpecito, señaló un residente al diario Le Figaro.

Le proponen cargo en el gobierno de Mordovia

El actor fue recibido este domingo con gran pompa en la región de Mordovia. Según una fuente local citada por la agencia Ria Novosti, el gobernador de esa zona le propuso incluso el cargo de ministro de cultura. Dijo: Si Depardieu lo desea, podemos proponerle ese puesto.

La concesión de la ciudadanía rusa al actor también es considerada un golpe de relaciones públicas para Putin. Exactamente hace un año, protestas masivas revelaban una imagen muy negativa del hombre fuerte de Rusia. Pero ahora, incluso la defensora de los animales Brigitte Bardot ha solicitado un encuentro con Putin. La ex actriz francesa, de 78 años, lucha contra la matanza de dos elefantes de circo en Lyon y busca la solidaridad del jefe del Kremlin, quien a menudo se presenta como férreo defensor de los animales.

El presidente no es un defensor de los animales, señaló en una carta abierta Julia Latynina, analista crítica del gobierno.

Putin no hace nada contra los oligarcas que desde un helicóptero cazan animales por diversión ni contra los funcionarios que construyeron sus villas en áreas protegidas. El ex jefe de inteligencia sólo escucha peticiones de amigos famosos, como Depardieu. Los deseos de millones de rusos no le importan, afirma Latynina.

Según el derecho francés, Depardieu tiene un año para recuperar su nacionalidad gala. El actor dio este paso después de que el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, calificó la mudanza de Depardieu a Bélgica de antipatriótica y patética, comentario que molestó mucho al actor.