En su libro La crisis en la industria cultural. Es la crisis de su cadena de valor, el especialista José López Ponce afirma que la recesión de la industria cultural se debe a los efectos de las nuevas tecnologías de información y comunicación.

Salvo algunas excepciones, se imputa a las descargas ilegales de contenidos culturales o piratería en Internet, para poner un acento más dramático a la crisis generalizada de la industria cultural y, por tanto, la de los autores, creadores y artistas. Pero la realidad, es que la causa son los efectos de las tecnologías de la información y la comunicación en la cadena de valor de las empresas del sector de la cultura, refiere el autor.

En contraposición, las ventas de discos digitales en Estados Unidos registraron un incremento de 3.1 por ciento respecto de 2011, con ganancia de mil 660 millones de dólares, según se informó el viernes pasado en el noticiario De 1 a 3, de Jacobo Zabludovsky.

De acuerdo con ese programa radiofónico, Nielsen Company confirmó estos datos y agregó que la venta de álbumes digitales aumentó 14 por ciento, mientras los sencillos o canciones 5.1 por ciento, lo que se traduce en un nuevo récord de ventas para la industria digital.

Mientras las películas y canciones en formato digital aumentan sus ventas, sellos como Virgin están al borde la quiebra, esto después de que el pasado viernes la compañía se declaró insolvente, por lo que anunció la suspensión de pagos a los empleados de Virgin Francia, a consecuencia de una deuda que asciende a más de 28 millones de dólares.

La noticia ya anunciada con anterioridad por France Inter fue confirmada por el portavoz de la dirección. Los mil trabajadores de Virgin Francia han manifestado su rechazo, por lo que la empresa convocó esta semana a un comité extraordinario para analizar el cese de pagos.

El grupo cuenta con 26 tiendas en Francia, siendo la sucursal de Campos Elíseos la que mayor ganancias genera, con 20 por ciento del total de percepciones de la empresa. Esta insolvencia de la cadena se debe a la creciente distribución de películas y discos en formato digital, no obstante, Virgin luchó el año pasado para mantener sus ventas, aún así tuvo que cerrar cuatro de sus tiendas al registrar un descenso en su facturación de 34 por ciento.

La industria cultural, al igual que cualquier otra, corresponde y responde directamente a las necesidades de consumo, así como a la ideología y al sistema social de cada población. La diferencia quizás radica en que la materia prima de esta industria son los creadores, al parecer los más afectados.

La políticas en materia de cultura no son siempre la prioridad del Estado, por lo que cuando una economía se encuentra amenazada y es preciso hacer recortes al presupuesto, el sector cultural resulta el más dañado.

No obstante, hubo excepciones que demuestran, la importancia de la cultura, aun en tiempo de austeridad, como el caso de Argentina durante El Corralito, nombre con el que se conoció a la propuesta de Fernando de la Rúa en 2001, que restringía la disposición del dinero en efectivo a plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorro.

Fue durante esa época, que se prolongó hasta 2002, que la gente se aferró a la cultura como boya de salvación. Se llenaron los teatros, se leyó más que antes, se empezó a crear. La gente lo hizo para reflexionar, creativa y fructíferamente, sobre lo que ocurría. Hay que incentivar la creación, la reflexión, en estos momentos de crisis, para abrir nuevos caminos y no para cerrarlos, declaró en su momento el periodista puertorriqueño Héctor Feliciano.

El caso Margolín

En México, la Sala Margolín, fundada en los años 50 por Walter Gruen, esposo de la pintora Remedios Varo, que en abril del año pasado cerró debido a su insolvencia económica (La Jornada 18/04/12), representa, en palabras de José Emilio Pacheco no sólo una pérdida irreparable para la vida cultural de México, sino también para la historia personal de muchos.

La creciente incorporación de franquicias en la ciudad de México es otro de los detonantes para que espacios como éste cierren sus puertas al público.

La Jornada refirió en su edición del 19 de abril de 2012 que para algunos, como la crítica de arte Raquel Tibol y la escritora Margo Glantz, la desaparición de casas de discos, y en un futuro no muy lejano de librerías, es el desenlace natural de la revolución tecnológica de nuestros tiempos.

La Sala Margolín se convirtió en referente cultural, principalmente en la década de los 70, y personalidades como los hermanos Carlos y Luis Prieto, Roger Díaz de Cossío, Héctor Vasconcelos, Mario Lavista, Fernando Solana y Carlos Monsiváis, por mencionar algunos, asistían ahí para deleitar sus oídos y vaciar sus bolsillos.

Asimismo, escritores como los Nobel de Literatura, Octavio Paz y Gabriel García Márquez, o Álvaro Mutis, Hugo Gutiérrez Vega, Eduardo Mata, Eva María Zuk, Silvia Navarrete y Alberto Cruzprieto, entre otros.