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Reparación de daños
Promulga Peña Nieto la ley de víctimas; Sicilia celebra ese profundo gesto democrático

En México, miles han sufrido los estragos de la violencia, dice el Presidente

Recuerda su promesa de retirar la controversia que interpuso Calderón en la Corte

Es un primer paso hacia la justicia y la paz, señala el poeta

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El presidente Enrique Peña Nieto y el poeta Javier Sicilia durante el anuncio de la divulgación de la Ley General de Víctimas en el Diario Oficial de la Federación, en el salón Adolfo López Mateos de Los PinosFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de enero de 2013, p. 2

El presidente Enrique Peña Nieto presentó ayer en Los Pinos la publicación de la Ley General de Víctimas en el Diario Oficial de la Federación. Habló de México como un país lastimado por la delincuencia y donde miles de personas han padecido los estragos de la violencia.

El Estado –subrayó–, no puede tener oídos sordos a las voces de la sociedad, pues la dignidad de una nación se refleja en la forma en que trata a las víctimas del delito y persigue a quienes han infringido la ley. Con el nuevo ordenamiento se avanza en la construcción de una sociedad de pleno respeto a la integridad del ser humano, sensible y solidaria ante el dolor de un semejante.

En el salón López Mateos, donde estuvieron presentes varias decenas de personas agraviadas por la pérdida o desaparición de sus seres amados, como producto de la violencia de los últimos años en el país, el poeta Javier Sicilia, dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, celebró en un discurso la expedición del ordenamiento.

Reconocemos este gesto; lo saludamos, lo abrazamos, lo celebramos como un consuelo y una esperanza que nos llega en medio de la noche, como un primer paso hacia la justicia y la paz que necesita la nación, y como un gran y profundo gesto democrático.

Asimismo, pidió crear el monumento en memoria de las víctimas de la violencia en México, porque no habrá justicia suficiente para aquellas si no recuperamos su memoria, sus nombres, sus historias, su presencia entre nosotros. También se pronunció por una ley de seguridad humana y ciudadana, y al concluir su discurso apuntó: opino que hay que respetar los acuerdos de San Andrés.

En un reclamo secundado de inmediato por Peña Nieto, el poeta Sicilia pidió la creación de un sistema nacional de atención a víctimas, por medio del cual no sólo se haga justicia a los asesinados y a los violentados en su dignidad, sino también la vuelta a casa de los desaparecidos.

Una nación democrática y que se respeta –señaló– no puede aceptar no saber dónde se encuentran más de 20 mil hijos suyos ni puede aceptar que otros tantos de sus hijos sean arrojados, sin identificar, a la fosa común.

A lo largo de la ceremonia y desde distintos puntos de la sillería instalada para los asistentes, se levantaban familiares mostrando los retratos de algunas de las víctimas, en su exigencia de justicia.

Y hubo también otros convocados para atestiguar la publicación de esta nueva ley, como el rector de la UNAM, José Narro; el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira; el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Raúl Plascencia, y los líderes del PRI y del PRD, César Camacho y Jesús Zambrano, respectivamente, así como legisladores y titulares de organizaciones de la sociedad civil defensoras de las garantías individuales, como el Centro Fray Francisco de Vitoria, la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos, Servicios y Asesoría para la Paz, el albergue Hermanos en el Camino, la red Todos los Derechos para Todas y Todos y Fundar, entre otros.

Al mediodía, ya con el texto impreso en el Diario Oficial de la Federación, el cual mostró a la concurrencia, Peña Nieto ratificó su compromiso de no sólo retirar la controversia a la Ley General de Víctimas interpuesta ante el Poder Judicial por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, sino ponerla en vigor porque favorece los derechos humanos, y porque además con ella el Estado aspira a regresar esperanza y consuelo a las víctimas y a sus familiares.

El veto de la anterior administración federal a dicha norma se interpuso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación el primero de julio de 2012, con argumentos como que la ley aprobada por el Congreso no marcaba las atribuciones de los estados y municipios ni precisaba los montos para las indemnizaciones a las víctimas.

Esta vez, Peña Nieto –como en su momento lo habían señalado el propio Javier Sicilia y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong– convino en que se trata de una ley perfectible, que aún debe mejorarse a partir del diálogo cercano y constructivo con la sociedad civil y el Poder Legislativo.

Mientras tanto –resaltó–, en la nueva ley se garantiza a las víctimas de violaciones de derechos humanos y a las del delito las prerrogativas consagradas en la Constitución y en los tratados internacionales en la materia firmados por México; es además el inicio de una red de protección del Estado en su favor e incorpora al sistema jurídico un esquema de coordinación entre las autoridades de todos los órdenes, para promo- ver, respetar, proteger, garantizar y permitir el ejercicio efectivo de sus derechos.

Asimismo, detalló el contenido de esta norma y dio a conocer las instancias que a través de la misma deberán crearse para dar cumplimiento: un sistema nacional de víctimas; una comisión ejecutiva de atención, como órgano vigilante y de control de la ley; una asesoría jurídica federal de atención, un registro nacional de víctimas y un fondo de ayuda de asistencia y reparación integral.

En el centro de la atención del Estado y la sociedad

Definió lo anterior como un sistema jurídico innovador que pone a la persona, su dignidad humana y sus derechos inalienables en el centro de atención del Estado y de la sociedad.

Es una respuesta –afirmó– para quienes han padecido los estragos de la violencia y para los miles de personas que han perdido a sus seres queridos.

Un Estado democrático debe escuchar todas las voces y ser sensible y humano en su trato, dijo. Ofreció entonces estar invariablemente al lado de las víctimas y poner a su gobierno al servicio de los que más lo necesitan, de los que más sufren y de quienes han quedado al margen de la justicia y de la garantía plena de los derechos que prevé la Constitución.

Ofreció para ello un oído que escuche y un brazo que apoye, así como mecanismos de comunicación permanentes con las organizaciones defensoras de los derechos humanos y acreditar que más allá de la retórica, del discurso, su gobierno estará invariablemente cerca de las víctimas.

Como introducción a la ceremonia, Osorio Chong había dicho que las víctimas de los delitos no son cifras, sino historias de dolor, familias agraviadas y vidas rotas por la violencia y el crimen.

Dijo que al publicar la Ley General de Víctimas se resarce una deuda con quienes fueron presa de la violencia o de la mala actuación de la autoridad y sufrieron violación de sus derechos.

Ofreció que este gobierno generará las herramientas necesarias para construir un México en paz. Admitió que la dinámica del fenómeno delictivo derivó en resolver el problema de las víctimas, pues muchas veces éstas y sus familias sufrían doble, porque a su demanda de justicia se sumaba la descalificación, la deshumanización y el maltrato. Reconoció entonces que fueron las organizaciones de la sociedad las que hicieron irrenunciable la solución del problema.