os gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) prometieron terminar con los grandes problemas de México. Destacadamente, la pobreza, la injusta distribución del ingreso, el desempleo, la impunidad y la corrupción, la inseguridad y la violencia, el mal uso y la destrucción de los recursos naturales, en especial del agua, los bosques y selvas. El licenciado Calderón fue pródigo en evaluar su administración muy favorablemente a través de una publicidad desmedida; recibió premios internacionales por lo que no hizo. Como en reforestación y combate al cambio climático. Pero, como muestra la tercera Evaluación del Desempeño Ambiental en México, elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las políticas públicas dirigidas al medio ambiente y el sector agrario favorecieron a los que menos lo necesitaban, mientras algo tan importante como el agua está en grave crisis por mala gestión y uso irracional. Además, el costo por la pérdida de los recursos naturales asciende a 7 por ciento del producto interno bruto.
Por principio, una quinta parte de la población más pobre del país recibe apenas una décima parte de los subsidios concedidos a la tarifa residencial de energía eléctrica y menos de 8 por ciento de los subsidios a combustibles para transporte. Casi la totalidad de los apoyos a los precios agrícolas y 80 por ciento por concepto de electricidad para el bombeo de agua quedan en el pequeño sector más rico de los agricultores. Además, esos subsidios representan en términos monetarios el doble de lo destinado a combatir la desigualdad. Se conceden en México desde antes de que el panismo se hiciera del poder. Tan no han servido para reducir la pobreza que en este aspecto ocupamos el primer lugar entre los países de la OCDE. Y con 1.3 millones más de personas en extrema pobreza que en 2010.
En esta tercera y reciente evaluación se recomienda terminar con los subsidios ineficientes y, en cambio, establecer políticas de gasto social directo que beneficiarían mucho más a los más necesitados. Agregaríamos que la marginación social y económica en el agro tendría el principio de su fin si el gobierno decide, como lo acaba de prometer en Veracruz, reactivar el sector agropecuario para que ofrezca lo que desde hace varios lustros se importa. En especial los productos que forman la canasta básica. De esa manera se evitaría la salida de divisas, depender lo menos posible del exterior en alimentos y se crearían empleos. Invirtiendo bien en las comunidades indígenas y ejidales se garantizaría además la salud de bosques y selvas.
En la citada evaluación se asienta que, aunque el presupuesto de la Comisión Nacional del Agua se triplicó en términos reales; no rindió los frutos esperados al preferir la inversión en infraestructura hidráulica en vez de sanear los servicios de agua en beneficio de millones de habitantes, en especial del sector rural. Pero, aun con esa inversión en infraestructura, el país registra ya un severo estrés hídrico
por el crecimiento de la población, el agotamiento de fuentes naturales de abasto y el uso irracional del recurso. La OCDE refrenda lo sabido: la cantidad de líquido disponible por habitante disminuye desde hace años y será menor, pues en 20 años habrá 36 millones más mexicanos. Y porque ya tres cuartas partes de la población vive en regiones donde escasea el agua.
En paralelo, sigue la contaminación de ríos, lagos y acuíferos. Estos últimos están sobrexplotados (como en la cuenca de México) y registran una elevada contaminación. Los problemas que aquejan a los recursos hídricos no han sido abordados con políticas adecuadas, por lo que la OCDE aconseja remodelar el marco institucional para enfrentar los retos actuales y futuros de la producción agropecuaria y el desarrollo sustentable de los centros urbanos. En pocas palabras, se necesita hacer realidad las medidas anunciadas sexenio tras sexenio para evitar lo peor.
Pero no seamos pesimistas. Ya se nombraron a los integrantes que nos sacarán del atolladero gracias al Pacto por México. A éste lo coordina un buen ejemplo de PRI renovado, José Murat. Lo acompaña alguien del PAN de siempre, Juan Molinar, el de la guardería ABC.