on un científico social a la cabeza y el presupuesto más alto en su historia, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) buscará convertirse en un instrumento esencial para lograr la transformación del país. Así lo entiende el doctor Enrique Cabrero Mendoza, quien al rendir protesta como director general de ese organismo dijo con claridad que, aunque llegamos tarde, México debe insertarse ya en la sociedad del conocimiento.
Enrique Cabrero es un investigador con una vasta producción científica. Conoce el sistema científico mexicano y ha publicado trabajos sobre este tema. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel III y de la Academia Mexicana de Ciencias, y se desempeñó como director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) antes de su reciente encargo. Colaboró además con el equipo de transición del actual presidente Enrique Peña Nieto. A partir de las expresiones que se han hecho públicas hasta ahora, puede decirse que su nombramiento ha sido muy bien recibido por la comunidad científica mexicana.
Al rendir protesta, Cabrero señaló que en la actualidad el crecimiento económico de un país y el bienestar de sus habitantes están ligados al desarrollo científico y tecnológico. Sin desconocer los problemas que enfrenta México en estas áreas, afirmó que se cuenta con los recursos humanos e infraestructura suficientes para detonar un sistema de ciencia, tecnología e innovación.
Entre los problemas que identifica el nuevo funcionario se encuentran la falta de una normatividad adecuada y de una política pública clara y eficaz, lo que sugiere que dará la mayor importancia a la adecuación del marco jurídico en el que se desarrollan las actividades del Conacyt y a la elaboración de una política explícita que defina sin ambigüedades hacia dónde hay que ir.
La formulación de esta política, en la visión de Cabrero, debe incluir a los distintos sectores involucrados con el desarrollo científico y tecnológico. Derribar muros y construir puentes, muchos puentes
fue su compromiso ante el presidente Peña Nieto. Este es un punto central en la visión del experto en gestión pública, no de ahora, sino de tiempo atrás. En un libro publicado en 2006, coordinado por él junto con Diego Valadés y Sergio López Ayllón, se identifican entre los obstáculos para la elaboración de una política pública en este campo, la desarticulación y las tensiones entre los distintos sectores, tanto en el propio Conacyt, como entre los medios empresariales, académicos y gubernamentales. El tiempo ha transcurrido desde que apareció esa publicación, pero es claro que sigue vigente la convicción de Cabrero sobre la necesaria integración de una Red de Política Pública
que permita la participación y unifique a todos los sectores.
A propósito de este punto, hay que decir que ya existe una experiencia de concertación que debe ser aprovechada. Es el documento titulado Hacia una agenda nacional en ciencia, tecnología e innovación, impulsado por el doctor José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, suscrito por más de 60 instituciones tanto públicas como del sector privado… Ahí hay varios puentes por los que ya se puede transitar.
No menos importante es la valoración de la ciencia básica que hizo Cabrero en su primer mensaje, pues se comprometió a impulsarla de la misma manera que a las áreas aplicadas, al considerar que forman parte de la misma ecuación en la que debe apoyarse el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Esbozó también algunos aspectos de su programa de trabajo, entre los que pueden destacarse los siguientes: a) La definición de temas prioritarios, lo que incluye el impulso a proyectos de largo plazo y la creación de nuevos centros de investigación enfocados a ellos; b) el fortalecimiento de la formación de científicos, ingenieros y tecnólogos y la vinculación de universidades y centros de investigación con las empresas y c) el impulso al desarrollo científico y tecnológico en las distintas regiones y estados de la República.
Crear a partir de estos elementos las condiciones para dar el salto e insertar realmente a nuestro país en la sociedad del conocimiento aparecen como reto intelectual formidable, ante el cual hay que desear al nuevo director del Conacyt mucho éxito.