De algarrobo y quínoa
ntre las chichas de maíz que consumen los pobladores de buena parte de Chile y otros países de América del Sur, las hay de distintas gradaciones y colores. Bernabé Cobo escribe en 1654 que “se hace chicha colorada, blanca, amarilla, cenicienta y de otros colores. Una muy fuerte, llamada sora, que hacen de maíz, que primero está algunos días enterrado, de maíz tostado, otra de maíz mascado, y de otras maneras…” No sólo se usaron los granos: también había chicha de la caña de maíz verde molida; según el mismo Cobo, verde la chupan los indios como si fuera caña dulce y en algunas partes hacen de su zumo miel y vinos
.
La importancia cultural de la chicha entre los mapuches se muestra en cómo distinguen la chicha muday o púlcu, la chicha de apariencia turbia o muscu, y la bien clarificada: huycon. Pero no sólo había chicha de maíz; también se hizo de cereales regionales, como la quínoa, cuyas semillas se procesan como el amaranto, de teca, y de otro cereal que allá se conoce como mango.
El algarrobo –nuestro mezquite– produce unas vainas con las que aún se produce chicha en el área andina meridional y en poblaciones como San Pedro Atacama; se bebe en fiestas y ceremonias. Los españoles la llamaron aloja de algarrobo.
Se hizo chicha con las semillas del molle, conocido como pirú en México; se anunciaba colocando sus racimos en las puertas. El Inca Garcilaso de la Vega la califica como brebaje lindo de beber
, una chicha muy sabrosa
. Otro árbol que produce frutos similares es el huingán; la chicha que produce tiene gusto a pimiento y enebro
.
El mirto o uñi, género de frutas comestibles, dulces y aromáticas, aún se usa para hacer chicha, al igual que el mulul, zarzaparrilla o grosella; el quilo o mollaca, la chacháhue o luma, el calafate o michay, el quellen y la chaura, que prosperan en la zona central del Chile y hasta Magallanes. Hubo chichas de tubérculos como la papa fresca y deshidratada (chuño), la yuca y la oca; incluso de hongos.
La chicha es un alimento excelente. Guamán Poma de Ayala escribe que los indios chichuisuyos, aunque son pequeños de cuerpo, animosos, porque les sustenta maíz y beben chicha de maíz que es de fuerza
. En su interesante libro La chicha en el Chile precolombino, Oriana Pardo y José Luis Pizarro mencionan la calidad de la chicha como diurética, digestiva y protectora de las vías respiratorias.
El médico José Celestino Mutis asienta en 1761, que en Santa Fe de Bogotá, Colombia, ningún indio ha muerto de hidropesia ni padecido piedra
; lo atribuye “a la chicha que beben y les sirve de alimento.