Los especialistas Simon Honold e Ivette Sandoval Gallardo abordan el tema en entrevista
No es sencillo concebirlas como enfermedades incurables, progresivas y mortales, se ven más como vicio
Esa problemática debe analizarse desde una perspectiva social, económica y geográfica
Viernes 18 de enero de 2013, p. a11
En 1950 la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó al alcoholismo y a la adicción a las drogas como trastornos mentales; es decir, les dio la categoría de enfermedad, pues reúnen los requisitos de un padecimiento que puede ser identificado, diferenciado de otros, diagnosticado, pronosticado, tratado, rehabilitado y prevenido dentro de los principios fundamentales del modelo médico.
Sin embargo, hasta hoy día existe un fuerte rechazo e intolerancia hacia el tema y las personas que padecemos esta enfermedad, ya que muchos ven la adicción como vicio y les resulta increíble concebir que sea una enfermedad incurable, progresiva y mortal.
En entrevista con Simon Honold, terapeuta dedicado al tratamiento de enfermos en esta situación, definió la adicción como el resultado de una serie de conflictos sicológicos no resueltos, un retraso o un estancamiento en el desarrollo de la personalidad y en el manejo de las emociones. También es resultado de una conducta aprendida mediante reforzamientos condicionados por los efectos gratificantes de las sustancias adictivas.
El alcoholismo, en particular, es una enfermedad crónica, de desarrollo insidioso y evolución progresiva, que se caracteriza por la incapacidad para controlar la manera de beber, lo que da lugar a que, en la mayoría de los casos, el afectado lo haga de manera excesiva y tenga problemas de salud, con su familia, en su trabajo y en su relación con la sociedad en general, explicó.
Esta pérdida de control es consecuencia de una dependencia síquica y física al alcohol, así como de una predisposición genética determinada para la adicción.
Por supuesto, la enfermedad es también de carácter siquiátrico. La doctora Ivette Sandoval Gallardo, adictóloga, enumeró los síntomas que debe presentar el consumidor para determinar si padece el mal:
– Consumo de una sustancia a menudo en grandes cantidades o durante periodos más largos de los pretendidos inicialmente.
– Existencia de un deseo persistente o de esfuerzos inútiles por reducir o controlar el uso de la sustancia.
–Empleo exacerbado del tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia, su consumo o la recuperación de sus efectos.
–Abandono o reducción de actividades importantes de carácter social, ocupacional o recreativas, derivadas del uso de la sustancia.
– Consumo continuado de la sustancia, a pesar de conocer la existencia de un problema persistente o recurrente, ya sea de índole física o sicológica, que con toda probabilidad ha sido motivado o exacerbado por la sustancia.
Sandoval Gallardo señaló que si el paciente es diagnosticado adicto, puede ser tratado de distintas formas. Existen fármacos que ayudan a evitar las alteraciones físicas ocasionadas por la suspensión abrupta del tóxico, aunque no no son la cura
.
Señaló que no hay instituciones que tengan tratamientos concretos y confiables para asegurar la rehabilitación del paciente, pero sí hay instituciones gubernamentales y privadas, anexos y grupos de autoayuda, como Alcohólicos Anónimos, que aportan información y guías desde diferentes enfoques para comenzar el tratamiento, que implica desintoxicación y rompimiento de la negación de padecer la enfermedad para mantener la abstinencia.
Según la Encuesta Nacional en Adicciones, en el Distrito Federal se ha incrementado el consumo de alcohol en las mujeres y ha bajado el de drogas en general.
Sandoval Gallardo dijo que también ha aumentado el uso de solventes, debido a su bajo costo y fácil acceso, además, inhibe el apetito, y el uso de la mariguana y la cocaína, ya que su costo ha bajado y dejaron de ser drogas elitistas
.
Minimizar o negar
Un adicto minimiza o niega tanto el consumo de alcohol como de otras sustancias, por lo que es más sencillo obtener cifras a partir de la venta de las drogas legales, como el alcohol, pero no respecto de las ilegales.
En opinión del terapeuta Simon Honold, cada día se dispone de más información acerca del tema, la cual, debido a la complejidad del problema, es variada. Se habla de la amenaza social y de salud que significa el creciente consumo de sustancias adictivas, y se analiza esta realidad desde diferentes perspectivas: social, económica, política, geográfica, etcétera
.
Recientemente, agregó, se habló del número creciente de consumidoras de alcohol y de otras sustancias, poniéndolas casi a la par de las cifras de los varones. Existen también datos que indican que el uso entre los adolescentes también ha aumentado.
“Sin embargo, esas cifras parecen no alarmar ya a la población. Hemos normalizado el consumo de sustancias; se ha vuelto una práctica común que va al ritmo de la furiosa individualización y la profunda desesperanza que existen en México.
Aun cuando el panorama podría parecer desolador, no lo es, puesto que la enfermedad de la adicción puede ser tratada, si el paciente así lo desea, y brindar al individuo calidad de vida en abstinencia o, como se dice en Alcohólicos Anónimos, una nueva oportunidad para tener una vida útil y feliz
, concluyó Honold.