Viernes 18 de enero de 2013, p. 47
Entre los mensajes póstumos contenidos en el libro El don y la palabra... se encuentran los siguientes:
No se culpe a nadie de mi muerte. Lo hice por propia mano. Cualquier familiar que intervenga sobre el destino de mi cadáver debe respetar mi solicitud ante la autoridad. Al C. agente del Ministerio Público suplico que mis restos sean destinados a la fosa común, que es adonde verdaderamente pertenecen. Es el último deseo y petición de un insignificante muerto
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Mamá, te amo (nombre de la madre). Te amo más que nada. los amo. Las amo, tías. Mi muerte se la agradezco a mí mismo. Por ser quien soy, por ser tan alegre y carismático y buen amigo. Ay, qué modesto. Me amo. Gracias a todos por hacerme su ausente
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