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Obama, segundo término
E

l segundo periodo del presidente Barack Obama se inició oficialmente el pasado 21 de enero, aunque tal vez sea mejor decir que ese día marcó la continuación de un largo periplo iniciado en 2008 que continuará hasta el año 2016.

Antes de revisar la agenda de lo que le espera en los próximos cuatro años es conveniente dar cuenta de algunos de sus principales logros y fracasos en la primera etapa de su gobierno. Sus detractores consideran que fue incapaz de conciliar a una nación dividida y que sistemáticamente excluyó a sus opositores de las principales decisiones de su gobierno e imprimió a su agenda un tinte abiertamente socializante, menospreciando los preceptos neoconservadores de promover el libre mercado, eliminar impuestos y reducir el tamaño del gobierno.

En el otro extremo hay quienes consideran que no cumplió con sus promesas, tal como regular más estrictamente al sector financiero, castigar a los culpables de la quiebra económica del país, cerrar la prisión militar de Guantánamo y promover la reforma migratoria, por mencionar sólo algunas de ellas.

Entre sus logros cabe destacar tres o cuatro que seguramente dejarán la huella de su mandato. El primero fue el salvamento de la economía, después que la irresponsabilidad de gobiernos anteriores y de los barones de Wall Street sumieron al país en la crisis más profunda después de la gran depresión de los años 30. El otro no menos importante fue la reforma al sistema de salud. Mediante esa reforma se incorporan a los sistemas de seguridad médica a más de 40 millones de ciudadanos, así como regulaciones para evitar que las compañías aseguradoras nieguen una póliza a quienes no representan una clara ventaja económica.

Es la más importante reforma de contenido social desde que hace 50 años Lyndon Johnson creó los sistemas de salud Medicare y Medicaid. En el plano internacional dio fin a la nunca plenamente justificada guerra en Irak y sentó las bases para la salida de las tropas en Afganistán, amén de rehabilitar la decaída imagen de Estados Unidos en buena parte del mundo.

Hubiera tenido menos dolores de cabeza y podría avanzar en otras partes de su agenda sin su obstinación por el consenso con sus opositores, que no cesaron en su propósito de obstruir cada una de sus propuestas. A final de cuentas, para juzgar sus primeros cuatro años de gobierno es necesario comparar la fotografía del país en enero de 2009 con la de enero de 2013.

Entre sus propósitos para los próximos años están una reforma migratoria, que incluya una vía para adquirir la ciudadanía estadunidense, una estricta legislación para proteger el medio ambiente, otra para el control en la proliferación doméstica de armas y una más para garantizar la igualdad de derechos para homosexuales y lesbianas, incluyendo el de contraer matrimonio. Por lo pronto, tendrá que lidiar nuevamente con quienes se oponen al aumento en el techo de la deuda. En una próxima entrega se ampliarán los comentarios sobre cada uno de esos retos.