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Abdicación en el Vaticano

Envían mensaje sobrevivientes de los abusos de sacerdotes en Estados Unidos

El Papa, aún con tiempo para castigar a responsables de pederastia, dicen
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En Roma, un relámpago iluminó la Basílica de San Pedro el día del anuncio de abdicación del papa Benedicto XVIFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de febrero de 2013, p. 5

Washington, 11 de febrero. La Red de Sobrevivientes del Abuso de Sacerdotes, con sede en Estados Unidos, envió hoy un mensaje al Vaticano en el que advirtió que por más fatigado y débil que esté el papa Benedicto XVI, aún tiene dos semanas y puede utilizar su inmenso poder para proteger a los más jóvenes y castigar a los responsables de pederastia.

La declaración de la organización aludió a uno de los temas polémicos que Joseph Ratzinger deja como parte de su legado de ocho años de papado, junto a las controversias con otras religiones como el islam y el judaísmo, su acercamiento al anglicanismo para hacer frente común contra el sacerdocio de las mujeres, el retroceso en las reformas en el interior de la Iglesia católica, sus críticas a la teología de la liberación, el rechazo al matrimonio entre homosexuales, la reiterada negativa a la libre elección de las mujeres sobre su cuerpo, y su aprobación limitada al uso de preservativos para evitar la propagación de casos de sida.

Otro de los momentos críticos del Papa alemán se presentó en 2011, cuando fueron filtrados a la prensa documentos confidenciales del Estado Vaticano, lo que se conoció como Vatileaks, mediante el cual se conocieron públicamente casos de corrupción en la sede de la Iglesia católica.

Dos de los legados de Benedicto XVI que arrojaron consecuencias directas para México fueron las sanciones de 2006 al padre Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, acusado de pederastia, y las beatificaciones del 20 de noviembre de 2005 de sacerdotes y laicos participantes en la guerra de los cristeros contra el Estado mexicano, a causa de los esfuerzos del presidente Plutarco Elías Calles por secularizar la educación. Entre ellos están José Trinidad Rangel, Andrés Solá, Leonardo Pérez Larios y Ángel Darío Acosta Zurita.

La organización de víctimas de curas pedófilos, conocida por sus siglas en inglés, Snap, pidió al Vaticano sopesar el impacto y la esperanza que suscitaría que, en sus últimos días, el sumo pontífice degradara, castigara o retirara los hábitos al puñado de obispos que ocultaron los actos pedófilos.

Snap reconoció al pontífice dimitente haber hablado más abiertamente sobre el drama de los abusos de sacerdotes a menores de edad, pero le recriminó haber manejado el mismo guión que los responsables de la Iglesia siguieron durante años, y que hablaba de abusos en términos indirectos y solamente cuando era obligatorio, ignorando los disimulos y empleando el pasado para hacer creer que los abusos ya no tiene lugar hoy.

Las revelaciones sobre casos de pedofilia en los que sacerdotes católicos fueron señalados como responsables surgieron en Estados Unidos años antes de la designación de Ratzinger en 2005, y cobraron fuerza durante el pontificado de Juan Pablo II, su antecesor.

Las denuncias llevaron al Vaticano a iniciar investigaciones y a reconocer que la oficina papal encargada de atender estos asuntos, encabezada por el cardenal estadunidense William Levada, recibió 4 mil casos en la década pasada. En 2008, Ratzinger viajó a Estados Unidos y se disculpó públicamente por los hechos.

Sin embargo, ante la falta de respuestas concretas del pontífice, el Centro por los Derechos Constitucionales, con sede en Nueva York, presentó en septiembre de 2011 ante la Corte Penal Internacional una demanda en contra de Benedicto XVI por ser responsable de violación y otros abusos en todo el mundo, ya sea por su ejercicio de responsabilidad superior, como por su implicación directa en tapar los crímenes.

El citado centro informó este lunes que pese a la renuncia de Ratzinger no retirará las acusaciones en su contra. Tras la denuncia de hace año y medio, el Vaticano desestimó la demanda por considerar que los crímenes de terceros no pueden ser imputados a Benedicto XVI.

Los abusos de sacerdotes también provocaron en el Vaticano una crisis en las relaciones con Irlanda, hasta el punto de que Dublín cerró su embajada en el Vaticano en 2011, y el parlamento irlandés expresó su molestia por la actitud de los jerarcas católicos.

Ratzinger llegó a encabezar el catolicismo en medio de polémicas, después de haber dirigido durante dos décadas la Congregación de la Santa Fe, considerada la oficina de vigilancia de la doctrina teológica cristiana.

Al sucesor del apóstol Pedro se le conoció en algún tiempo como el rotweiler del Vaticano y como el panzerkardinal, por su apego a las tradiciones y a las posiciones conservadoras de su oficina.

Esa postura le llevó a otra polémica al comienzo de su papado, cuando en julio de 2007 aprobó una más amplia utilización del latín en misas y misales, a la vieja usanza.

Eso incluyó una oración que pedía por la conversión de los judíos, motivando una reacción de enojo de las comunidades de esa confesión en el mundo, que más tarde, en 2009, volvió a declararse indignada ante la decisión papal de reabrir el camino para la santidad de Pío XII, acusado por algunos sectores del judaísmo de haber sido tolerante y silente ante el asesinato masivo de judíos en Alemania y Polonia.

Otro conflicto con la comunidad judía fue en enero de 2009, cuando Benedicto XVI levantó la excomunión al obispo británico Richard Williamson, días antes de que ratificara en un documental sus dudas sobre el impacto del Holocausto, en lo que se refiere a la cantidad de muertos en Europa.

Ratzinger, quien militó en las juventudes nazis cuando era obligatorio, comenzó en 2006 sus giras con un tropiezo derivado de sus posturas críticas hacia otras religiones.

En un discurso pronunciado el 12 de septiembre en Ratisbona (Regensburg), citó a un emperador bizantino del siglo XIV, quien afirmó que el islam sólo había traído maldad al mundo y que ésta se había diseminado mediante la espada.

La declaración de Benedicto XVI provocó protestas en el mundo musulmán y ataques a templos en Medio Oriente, así como el asesinato de una monja en Somalia. El Papa lamentó haber provocado el malentendido, pero no se desdijo.