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Queremos buen balance en la relación con Washington

No hubo injerencia de EU en la designación en la Sedena

Trabajaremos para que la política exterior ayude en las cinco vertientes que trazó el presidente Enrique Peña; que sea consistente con un México en paz, incluyente, próspero y con educación para la calidad, y convertir al país en actor global relevante

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América Latina tiene el reto de presentarse unida ante el mundo, afirma José Antonio Meade Kuribreña, titular de la Secretaría de RelacionesFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de febrero de 2013, p. 13

La nueva política exterior debe buscar un buen balance en la relación con Estados Unidos, además de fortalecer la presencia en América Latina y en foros internacionales, para velar por el buen nombre de México y convertirlo en actor global relevante, afirmó el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), José Antonio Meade Kuribreña.

Si no somos capaces de enseñarle al mundo una Latino-américa coordinada, con mayores elementos de integración, que ofrezca espacios de escala, de tránsito fluido de mercancías y de personas, nos va costar mucho trabajo ser competitivos, dijo.

Respecto de los señalamientos sobre la intervención de Estados Unidos en asuntos del Estado mexicano –como la designación del titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda–, Meade reiteró: No encontramos ningún elemento que nos permita asumir que hubo injerencia alguna en ese proceso.

Titular de las secretarías de Energía y de Hacienda durante el pasado gobierno panista, abogado por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctor en economía por la Universidad de Yale, subraya, en entrevista con La Jornada: En esta administración queremos trabajar para que la política exterior ayude en las cinco vertientes que trazó el presidente Enrique Peña Nieto. Queremos que sea una política consistente con un México en paz, incluyente, próspero y con educación para la calidad.

–El PRI condenó la política exterior panista, ¿cuál es el cambio?

–Tenemos que alinear nuestra estrategia bilateral, regional y multilateral para ser a un tiempo actor global responsable. Tenemos que darle rumbo, reconociendo nuestro tamaño en el mundo, a los foros de cooperación. Es un ejercicio que redundará también en una región que sea compatible con que México sea incluyente, próspero y en paz. Debemos cuidar los intereses de los mexicanos que están fuera del país, desde las personas hasta las inversiones y la política pública.

–Por su perfil, se piensa que la política exterior estará orientada a la promoción económica.

–Hay una relación muy cercana, una hermandad de propósitos entre el cuidado del buen nombre que tiene México en materia de crédito público y el buen nombre que debe tener México en materia de su diplomacia.

“Y eso ha permitido que el paso que se da entre el Servicio Exterior Mexicano y gente que no es del servicio, pero que aporta sus mejores valores para trabajar por la diplomacia mexicana, no sea inusual; ha habido mucha gente que viene de Hacienda a la cancillería y de regreso; hay casos notables, desde Alberto Pani, Matías Romero, Antonio Carrillo Flores y José Ángel Gurría, entre otros.

“Este permanente contacto entre lo hacendario y la diplomacia ha sido en beneficio de lo hacendario y de la diplomacia. Hay un instrumento que tiene a su disposición la cancillería: el diálogo político, que nos permite una extensa vinculación. Es un diálogo entre gobiernos que en la medida en que fructifique se debe traducir en un diálogo entre sociedades, en intercambios que se traduzcan en bienestar en lo bilateral y en lo regional.

Hay alineación económica, pero hay también cooperación con mejores prácticas en política pública, donde México tiene elementos que puede aprender de afuera y traer lo mejor al país.

–¿Cómo hacerlo con el tema de la violencia?

–Creo que México ofrece un contexto bastante promisorio que permite el esfuerzo de promoción multidimensional, sobre la base de una economía que crece, de una economía joven que está ubicada en una región que tiene un perfil energético interesante y cambiante, con salud en sus finanzas públicas y en los balances de familias y empresas, y que comparte retos en materia de desigualdad, de pobreza e incluso de necesidades de alimentación.

–¿Qué opina acerca de los señalamientos de que las políticas de México las dicta Estados Unidos?

–México está entre los primeros tres socios comerciales de prácticamente la mitad de los estados en Estados Unidos, país de jóvenes, de universidades, de innovación, infraestructura y empleo. México también es un país de jóvenes, con requerimientos de infraestructura, que comparte el reto de generar empleo, que aspira a vivir en paz y a tener una frontera segura.

“Todos esos intereses nos vinculan. Es una relación que ha crecido mucho más de lo que la gente se imaginaba. En algunos temas la definición y el estudio, tanto de los problemas como de sus soluciones, se vuelven norteamericanos y tiene sentido que desde esa óptica veamos retos que van desde la salud hasta la infraestructura, pasando, ciertamente, por la seguridad.

Queremos darle un buen balance a la relación para poder aprovechar todas las dimensiones que esa relación permite. Una relación construida sobre la base del respeto, de intereses mutuos, de mejor comprensión y de que en muchos sentidos esta mayor integración nos permite encontrar mejores soluciones a los muchos retos, que hace mucho sentido que enfrentamos de manera coordinada.

–¿Cómo ve México la frontera sur?

–La relación con Centroamérica es estratégica y vital. No se puede concebir un México próspero, incluyente y en paz, si no es acompañado por una región centroamericana próspera, incluyente y también en paz.

“Centroamérica es una región en la que habitan más de 45 millones de personas y con las que México tiene un comercio importante, con contrastes y retos, igual que nosotros.

Debe haber un acompañamiento de México que dé a la región mucho mayor alcance; se han hecho esfuerzos pero tiene que haber una relación mucho más estrecha, vital, cotidiana, que nos permita que los retos se superen.

–¿Cuál es la relación con Cuba y Venezuela, países con los cuales los gobiernos del PAN tuvieron roces?

–No se puede entender la región sin entender el impacto que dentro de esos países tiene la política y la forma de conducirla en Venezuela y Cuba.

México debe entender el papel que esos países están jugando y entender las oportunidades para que la región mejore, para que haya coordinación de políticas en temas comunes. Hoy hay espacios para una buena coordinación y entendimiento, para un enfoque mediante el cual ganemos más en la coordinación privilegiando los consensos, porque eso es lo que a la postre permitirá un desarrollo más armónico y más consistente con la aspiración de prosperidad y de paz que tenemos en México.

–¿Cómo recuperar el liderazgo en América Latina?

–México no está ausente en América Latina y no lo está desde la dimensión que se quiera revisar; el principal destino de inversión extranjera de México hacia Latinoamérica es Brasil, y lo que México tiene invertido en Brasil se compara con lo que China tiene invertido en Brasil.

“Claramente, América Latina tiene el reto de presentarse unida ante el mundo. Cuando uno revisa lo que está pasando en Europa, donde en medio de la crisis una de las formas para hacerle frente es justamente mayor integración, con mecanismos de apoyo europeos y no nacionales, permite anticipar que después de la crisis habrá más Europa y no menos; una Europa más integrada, donde todos los países han venido haciendo esfuerzos por modernizar su entorno económico y que dará una mayor competitividad a la región.

Ese es el mundo en el que eventualmente tendrá que competir Latinoamérica y ese es el reto, en términos de escala, que tenemos que superar, concluye el también lector ecléctico, que lo mismo revisa La nueva división de poderes, de Bruce Ackerman, que On Chesil Beach, de Ian Mcewan; Las leyes de la frontera, de Javier Cercas, y un sugerente libro sobre el pasaje al poder de Lyndon B. Johnson.