La herencia de Benedicto XVI
n humilde trabajador de la viña del Señor
dijo que era cuando lo eligieron Papa. Según el arzobispo Norberto Rivera, la elección fue iluminada por el Espíritu Santo. Ocho años después renuncia a su cargo por falta de fuerzas para realizar su misión. Y ese gesto histórico ha servido para que algunos califiquen a Benedicto XVI de férreo defensor de la fe en tiempos convulsos. No falta quien lo llame el barrendero de Dios, por combatir la pederastia en la Iglesia católica y trazar políticas para eliminarla. Por terminar con los manejos ilícitos en la banca Vaticana.
En realidad el barrendero de Dios no sacó toda la basura de la Iglesia ni castigó a todos los que la producen. En 1995, como prefecto de la moderna Inquisición, supo de los crímenes del fundador de los Legionarios de Cristo. Se negó a proceder contra él por ser alguien que gozaba de toda la estima del hoy beato Juan Pablo II. En esa tarea de ocultar la basura tuvo la ayuda del arzobispo Rivera. Ya pontífice, prometió refundar los legionarios, pero con los mismos que fueron cómplices de Maciel.
Tampoco usó la escoba suficientemente en Estados Unidos. Recién se conoció la amplia protección que Roger Mahony, el influyente cardenal de Los Ángeles, brindó por décadas a numerosos curas pederastas. Igual hicieron otros respetables
purpurados: Bernard Law, Justin Rigali, Edward Egan, Anthony Bevilacqua. Esa conducta dejó a la Iglesia del vecino país virtualmente en bancarrota al pagar indemnizaciones millonarias a las víctimas. Sin faltar el enfrentamiento con el gobierno de Irlanda por los abusos cometidos por el clero y por la esclavitud a que fueron sometidas miles de mujeres recluidas en las casas manejadas por las Magdalena Sisters.
Hace un año, Paolo Gabriele, su mayordomo y hombre de confianza, filtró documentos confidenciales en los que se detallaba la corrupción y la irregular administración de algunas dependencias de la curia romana. Arrestado y condenado por el delito de robo con agravantes, el Papa perdonó a Gabriele y no se supo más de los manejos irregulares. La banca vaticana sigue en la lista negra internacional de lavado de dinero.
Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo y encontrarás sólo cosas malas e inhumanas
, dijo en un discurso en la Universidad de Retensburg, Alemania, citando a un emperador bizantino. La protesta del mundo islámico lo obligó a disculparse. Igual hizo después de condenar el uso del condón en África para controlar el sida porque agravaría la enfermedad en ese continente, azotado por ese mal.
Deja la Iglesia como la heredó, en poder de buitres partidarios del celibato sacerdotal y enemigos del aborto, el divorcio, el matrimonio entre homosexuales y la mayor participación de la mujer en la liturgia.