Minsk, 24 de febrero. Convertirse en la tercera ciclista mexicana en ascender al podio en una justa mundial ha tenido un costo alto para la regiomontana Sofía Arreola, quien en el acto del orbe de Bielorrusia 2013 consiguió dos subtítulos en las llamadas pruebas de fondo.

Arreola Navarro ha tenido que superar la ausencia de la familia, de los fines de semana de charla y de las fiestas con los amigos para colocarse entre las mejores del mundo, en un deporte que le apasiona y en el cual desde niña está inmersa.

A decir de su padre y entrenador, Rolando Arreola, su hija gusta de las especialidades en donde está de por medio el esfuerzo individual.

Sofía, quien es la segunda hija de las tres de la familia Arreola, dio a México un sitio en Minsk tras nueve años de ausencia, desde la última aparición de Belem Guerrero en Melbourne, Australia, con el bronce en la carrera por puntos, la misma prueba en la que la regia ganó plata y se sumó a la ganada en scratch.

Es nuestro orgullo, estamos muy contentos por esto, dijo Rolando Arreola, al congratularse de la hazaña de su hija para seguir los pasos de Nancy Contreras y Guerrero.

El resultado de Sofía no es producto de la casualidad, sino de años de preparación y estancias en Europa, así como de estar a lado del estadunidense Andy Sparks, entrenador y esposo de la medallista olímpica de Londres 2012, Sarah Hammer, quien hoy conquistó su segunda dorada en omnium, cuatro días después de levantar el cetro en persecución individual.

Sparks tuvo contacto con Arreola durante su estadía en Suiza en la escuela de la UCI en 2011, y al verle cualidades para el ciclismo de fondo, no dudó en integrarla a su equipo profesional que cerró su preparación previo al mundial bielorruso con un campamento en Palma de Mallorca.

La jornada dominical para los mexicanos en el Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista no fue favorable: Diego Yépez y José Ramón Aguirre no terminaron la prueba de madison y Daniela Gaxiola finalizó en el último sitio del keirin de las 14 competidoras en lid.

Cuba, con Lisandra Guerra, aportó el metal de bronce (keirin) para unirse a Sofía Arreola como las únicas representantes de Latinoamérica en subir al podio.