Joaquín Gamboa Pascoe ofrenda el apoyo de los trabajadores al Pacto por México
Lunes 25 de febrero de 2013, p. 4
Enrique Peña Nieto sujeta fuerte el puño del octogenario líder de la Confederación de Trbajadores de México (CTM), Joaquín Gamboa, e intercambian sonrisas en medio del barullo de las porras. Con ello sellan discursos de mutuos elogios. El cetemista presume la fuerza del voto corporativo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y ofrenda su apoyo al Pacto por México, mientras el Presidente llama a los obreros oficialistas a transitar del sindicalismo de defensa a uno promotor de la productividad.
El músculo obrero priísta, revitalizado con los rituales de antaño, escucha al mandatario decir que deben impulsar la competitividad. ‘‘No entiendo a qué se refiere’’, comenta una trabajadora, pero parecen importarle poco sus implicaciones. Aún está emocionada, porque tomó la mano de Peña, a quien minutos antes le gritó junto con sus compañeras, todas vestidas con blusas amarillas que lucen escudos de la confederación: ‘‘Enrique, papucho, Nuevo León te quiere mucho’’.
Peña encarna a la nueva generación priísta que revivió el andamiaje corporativo, y que hace todo por apapacharlo durante su asamblea. Media hora antes del arribo del huésped, Gamboa pide a cientos de personas –quienes minutos antes aprueban informes a mano alzada– mantener ‘‘su presencia y (expresar) su euforia cuando llegue el señor Presidente’’.
No fallan, porque este domingo el ex gobernador del estado de México hace una especie de paseíllo al llegar y al salir del auditorio Fernando Amilpa, donde muchos corean consignas, se acercan para fotografiarse o pedirle un autógrafo.
Nada parece cambiar en el edificio de esta organización sindical. En el estacionamiento desfilan los carros lujosos de los líderes sindicales y en el escenario principal aparecen las inmensas fotografías de siempre: la de Fidel Velázquez, su fundador; la del sucesor, Leonardo Rodríguez Alcaine, y al centro la de Gamboa Pascoe.
Gamboa, quien en abril cumplirá 86 años –o sea 9 más que la CTM–, recibe a Peña Nieto, después de transitar dos sexenios panistas, con la frase: ‘‘Dije ya antes que (la CTM) hoy cumple 77 años, políticamente fiel como miembro del Partido Revolucionario Institucional, sin ninguna confusión’’. Rememora cuando la confederación declaró su respaldo a la candidatura del priísta y la reacción que esto provocó: ‘‘Al que le gustó le gustó y al que no, se aguantó. Es verdad. Hay muchos corazoncitos que laten por determinadas cuestiones. Pero no siempre sus latidos son escuchados y el pueblo escuchaba los de Peña Nieto y los seguirá escuchando’’.
Envalentado, afirma que el voto de la CTM nunca ha sido cuestionado ni por ‘‘quienes les gusta buscarle tres pies al gato’’, y añade: ‘‘Y eso lo saben todos; saben que sí estuvimos, estamos y seguiremos estando con Peña Nieto y yaaaaa’’.
Para el jerarca cetemista, es ‘‘extraordinario’’ el Pacto por México, sin importar a ‘‘los que les guste o no’’, y presume que gracias a esa organización hay mejores contratos colectivos y prestaciones. Sigue el discurso, pero se le apaga cada vez más la voz.
Peña Nieto no se queda atrás y afirma sentirse en casa, agradece el respaldo que –remarca– ‘‘de manera libre’’, mujeres y hombres de esta organización le ofrendaron para llegar a la Presidencia. Recuerda a los creadores de la CTM, como Vicente Lombardo Toledano, Fidel Velázquez, y se escuchan más aplausos. ‘‘Vengo aquí, también, a hacer un público reconocimiento a esta gran confederación que lidera un hombre con capacidad, con talento, con sensibilidad política, que ha sabido armonizar los esfuerzos de todas las partes de esta gran central obrera, y que han tomado por pronunciamiento su adhesión al Pacto por México’’.
Marca diferencias entre los obreros de inicios del siglo XX, promotores de la lucha por la justicia social y la igualdad de clases, y los del siglo XXI que –según él– serán pieza fundamental para mantener el clima de paz laboral y elevar las condiciones de productividad a través de la conciliación.
‘‘Yo celebro que hoy México transite de un sindicalismo, básicamente de defensa laboral, a un sindicalismo promotor del empleo y de la productividad’’; es la recomendación que deja al sindicalismo que se declara tricolor. La gritería se desata; surgen porras de un estado y otro, como para cumplir la instrucción de expresar ‘‘euforia’’. El Presidente toma emocionado el puño de Gamboa Pascoe y luego se voltea para carcajearse con algunos antiguos líderes, como CarlosAceves del Olmo. Así, 77 años después, la CTM sigue ahí.