arretera 45, el grupo originario de Ciudad Juárez y aposentado en la capital del país, dirigido por Antonio Zúñiga, sigue teniendo un buen éxito –a base de trabajo y de recomendaciones de boca a oído– en su empeño de llevar teatro de calidad a públicos populares en su pequeño pero muy completo Centro Cultural de la colonia Obrera (Juan Lucas Lassaga #122). Cuenta con el apoyo del programa México en Escena al igual que el colectivo invitado a su sede en esta ocasión, Los colochos, que reside en esta ciudad y tiene ese extravagante nombre porque Juan Carrillo, su director y fundador, tiene el cabello rizado, lo que en algunas zonas del país, Chiapas sobre todo, equivale a colocho. Pero, rizos o no, el colectivo cuenta con una interesante trayectoria que incluye, entre otros trabajos para el Sistema de Teatros del Distrito Federal, la producción y conducción del interesante Programa de Creación de Públicos –que ignoro si subsiste– en que se representaba alguna escena en el interior de las casas que rodean el Teatro Sergio Magaña como promoción para que conocieran el teatro y desearan ir a precios módicos o con descuentos.
Hay que agradecer a este grupo, y también a Carretera 45, el respeto absoluto que tienen por sus espectadores populares –algunos quizás no frecuentan los teatros– ya que trabajan con tanta entrega y entusiasmo como si estuvieran ante conocedores, a diferencia de otros grupos que ofrecen a Juan Pueblo lo que sea. El trabajo de dirección y actoral es excelente e incluye en su agrupación a Mónica del Carmen, ganadora del Ariel a la mejor actriz en 2011, que en esta ocasión encarna con fuerza y veracidad a Rosario y dobla con La Bruja. Mendoza es una adaptación al campo mexicano en época de la Revolución de Macbeth, la tragedia shakespereana, debida a Antonio Zúñiga y Juan Carrillo, quienes siguen los pasos del original en otra clave y con diferente lenguaje, lo que incluye escenas que en otras adaptaciones se suprimen, como la del banquete con la aparición del espectro de Bancuo.
Juan Carrillo sabe aprovechar a su excelente grupo, muy destacadamente Marco Vidal y Mónica del Carmen en los papeles principales (sin demérito del resto del colectivo: Erandeni Durán, Alfredo Monsiváis –que dobla con Roam León–, Martín Becerra, Ulises Martínez –que dobla con Fernando Banda–, Leonardo Zamudio, Germán Villarreal y Carla Soto– que dobla con Yadira Pérez) y tiene soluciones eficaces e imaginativas. A pesar de su trayectoria es un hombre joven al que esperan muchos buenos momentos si sigue por la ruta que se ha trazado para sí y para su grupo.
El gran manto de la bruja al principio, será mantel sostenido a lo largo por un actor y una espectadora, por donde se asoman cabezas con las máscaras debidas a Martín Becerra, en la escena del banquete, como será gran soga en el suicidio de Rosario. La bruja traerá en la mano una gallina a la que se dirige en varios momentos, un poco como extraña mascota, un mucho como suplencia de las otras brujas de la tragedia original. Sin mayor mobiliario que una mesa y unas sillas plegadizas de cerveza, como cantina de pueblo, que se introducen o se sacan, en una escena los personajes cantan en sordina que luego irá creciendo, mientras en un rincón del escenario se sucede el apuñalamiento del gobernador, el equivalente del rey Duncan. Esas sillas, según su disposición darán los espacios escenográficos en donde suceden los hechos y en la escena casi final serán sustitutos de los árboles que avanzan en el bosque (pienso que el primer camuflaje de que se tenga memoria), para regresar a la escena de cantos alrededor de la mesa con la que se termina la escenificación y en la que toman parte todos, incluyendo a quienes encarnan a los personajes ya muertos, en un feliz remate del montaje mientras beben cerveza, misma que es también obsequiada a los espectadores como una forma de agradecer su muy merecido aplauso. Carretera 45 es uno de los escenarios que van conformando una nueva geografía teatral en la ciudad de México.