Un encuentro con expresiones de arte contemporáneo se ha unido a la experiencia del turista de playa que visita Los Cabos, Baja California Sur.

Entre olas y la calidez de un pintoresco pueblo histórico, el paseante descubre el llamado Distrito del Arte en San José del Cabo.

Más de una docena de gale-rías se distribuyen a espaldas de la iglesia que en principio fue una antigua misión jesuita. Obras de creadores nacionales se exponen alrededor de la calle Obregón, al lado de arte tradicional mexicano y joyerías con finos trabajos en plata.

Tenemos un turismo que es bastante educado en arte, afirma Jean Pierre Renucci, dueño de la Galería Corsica, uno de los primeros que impulsó el establecimiento de un área dedicada a exponer obras de artistas como Vicente Rojo, Juan Soriano, Gabriel Macotela o los hermanos Catro Leñero, pero también de otros creadores menos conocidos que han encontrado un nuevo escaparate en este sitio turístico, al que en su mayoría llegan visitantes extranjeros con alto poder adquisitivo.

Art walk

Recorrer el circuito de galerías se ha vuelto un atractivo que se realiza la noche de cada jueves, como parte del Art walk, una invitación a pasar la noche observando la variedad de pintura, escultura y diseño, desde estilizadas vasijas de cerámica que retoman la tradición tarahumara, innovadoras propuestas de técnicas, como el caso del joven artista Iván Guaderrama, retratos de rostros indígenas en coloridos óleos o selectas obras de autores más reconocidos, como Jorge Marín.

El grupo de tiendas especializadas abre sus puertas durante los paseos nocturnos, que son acompañados de música, platillos tradicionales y degustaciones de vino, perfecto para los entusiastas del arte que buscan una experiencia original de pinturas y esculturas, según se anuncia este circuito.

Renucci relata que hace unos siete años, cuando abrió su galería en San José del Cabo, se necesitó ayuda de hoteleros para convencerlos de volver el arte un atractivo más en este sitio de playa, además de otras actividades, como la pesca y el golf. Pero ofrecer arte mexicano de calidad, ahora las personas llegan en su búsqueda.

Estaba de moda Todos Santos, cuenta sobre otra pequeña población cercana a La Paz, pero ahí no se ofrece arte. Sólo son gringos retirados que llegaron de la nada, se pusieron a pintar bugambilias y lo vendían como arte mexicano, afirmó.

Ahora, junto a las clásicas artesanías que se encuentran en cualquer destino turístico mexicano, es posible observar las propuestas de artistas, incluso se encuentra también una galería con obras originarias de África.

La gente viene y tiene acceso a museos, esa es mi idea de una galería de arte. Que no sea solamente por vender, señaló Renucci, mientras se apresta a mostrar a los visitantes, algunos rubios con huaraches y lentes oscuros, un recorrido por la galería, que pocos imaginarían a unos cuantos metros del mar.