or primera vez en la historia de nuestro país se ha creado un área que se encuentra inmersa en la estructura de la Presidencia de la República, cuyas funciones están dirigidas específicamente a la ciencia. Se trata de la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación, que tiene como primer titular al doctor Francisco Bolívar Zapata, científico de primer nivel que conoce ampliamente la naturaleza del trabajo de investigación, los problemas que enfrenta y su potencial para contribuir al desarrollo económico y social de México.
El martes pasado se publicó en el Diario Oficial de la Federación el reglamento de la Oficina de la Presidencia de la República, en el que se da vida legal a esa coordinación y se definen sus funciones. Si bien la noticia ya se esperaba, pues las primeras señales de su creación surgieron del entonces presidente electo Enrique Peña Nieto en la etapa de transición, el hecho es de importancia, ya que no solamente se da cumplimiento a un compromiso del titular del Poder Ejecutivo, sino representa además una decisión que desde su arranque implica tener muy cerca –en la propia oficina presidencial–, la voz de los científicos.
La nueva coordinación forma parte de la jefatura de la Oficina de la Presidencia, que encabeza el maestro en estudios latinoamericanos por la Universidad de Oxford Aurelio Nuño Mayer, quien ha introducido modificaciones en la estructura del área a su cargo, pues además de la coordinación de ciencia, se han creado las de vinculación, estrategia digital y crónica presidencial.
El artículo 11 del reglamento publicado en el Diario Oficial determina las funciones de la nueva Coordinación de Ciencia, entre ellas destacan formular los análisis, opiniones y recomendaciones a solicitud del Presidente, y solicitar el apoyo de expertos, con lo que se convierte en el principal órgano asesor de la Presidencia de la República.
En este sentido, también puede tomar iniciativas y recomendar estudios para ser realizados por instituciones de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación tanto públicas como privadas y la integración de expertos en proyectos específicos.
Cuenta además con la capacidad para solicitar información a las dependencias y entidades, en los niveles federal, estatal y municipal, lo que la convierte, en mi opinión, en un canal inapelable para allegarse de información actualizada sobre las actividades que se realizan en el ámbito de su competencia en los tres niveles de gobierno.
Algunas de las funciones de la nueva coordinación, la vinculan directamente con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Una de ellas es el análisis del marco jurídico, por medio del cual se propondrán las modificaciones que se estimen pertinentes para la mejor organización y funcionamiento de este sector. Esto anticipa que se avecinan ajustes y cambios de importancia en la estructura del sistema de ciencia, tecnología e innovación en nuestro país.
Otra de las funciones en las que se determina la asociación entre la nueva coordinación y el Conacyt, es que los dos organismos presentarán conjuntamente los informes de los avances de las acciones acordadas y el impulso de las estrategias en este sector, lo que implica una acción coordinada que, en mi opinión, dará mayor fuerza a las recomendaciones para el avance científico y tecnológico del país.
En suma, las funciones de la coordinación se desarrollarán en tres áreas: a) el diseño de la estructura del sistema de ciencia, tecnología e innovación en México; b) el diagnóstico y actualización permanente del estado que guardan estas actividades en todo el país, y c) el diseño de las estrategias para el impulso de estas actividades. Todo lo anterior, para mantener informado al Presidente de la República, hacerle recomendaciones y dotarlo de los elementos necesarios para la toma de decisiones.
Conviene recordar que al no crearse una Secretaría de Estado, el órgano máximo de acuerdo con la ley es el Consejo General de Investigación Científica, y por tanto, es el Presidente de la República quien encabeza este sector. La creación de la coordinación que se comenta, fortalece por lo pronto la participación presidencial en la estructura actual, no solamente en el Consejo General (eventualmente Bolívar Zapata podría fungir como su representante), sino con todos los sectores que forman parte del sistema de ciencia y tecnología.
El fortalecimiento del Conacyt, la creación de la Coordinación de Ciencia, Tecnología e Innovación y el incremento gradual de los recursos para alcanzar el uno por ciento del producto interno bruto en 2018, son los ingredientes que se ponen en juego en este sexenio. Solamente falta ver los resultados.