Las leyes y normas sobre reproducción asistida deben tomar en cuenta la opinión de los médicos especialistas y la evidencia científica disponible, a fin de garantizar el derecho de las personas que quieren tener hijos, afirmó Maria do Carmo, presidenta de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (Red Lara), único organismo reconocido para la certificación de las clínicas de fertilidad en la región.

Aseguró que el avance de la ciencia en esta área ha permitido mejorar los procedimientos y tener mayor certeza sobre las posibilidades de que una mujer logre un embarazo exitoso.

En conferencia con motivo de la primera Reunión de expertos latinoamericanos en reproducción asistida que se realiza en México, la especialista también advirtió sobre la importancia de que los países cuenten con una regulación en el tema, a fin de evitar la proliferación de establecimientos que no reúnen las condiciones de calidad y seguridad de los tratamientos.

México aún carece de una normativa en reproducción asistida, a pesar de que desde 1984 ha habido intentos por crear una ley. Sin embargo, las clínicas de fertilidad existen desde entonces y a la fecha son alrededor de 60, de las cuales sólo 25 cuentan con la certificación de la Red Lara.

México, tercer país por número de tratamientos

Aún así, el nuestro es el tercer país con el mayor número de tratamientos realizados en el continente, con cuatro mil 449 en 2010. El primer sitio lo tiene Brasil, con 17 mil 674, y le sigue Argentina, con 8 mil 348, de acuerdo con el registro de la asociación civil.

Con respecto a la ley, en México la oposición de los grupos conservadores vinculados a la Iglesia católica ha impedido el avance en su elaboración. Y en otros casos, iniciativas promovidas por este sector han pretendido limitar las posibilidades de procreación de las parejas infértiles, de acuerdo con algunos expertos consultados.

Do Carmo, también directora del Centro de Reproducción Humana de Brasil, aseguró que los procedimientos no deben ser motivo de conflicto con la religión, porque la vida de un ser humano se inicia en el momento de la implantación del embrión en el útero de la mujer. Hasta el quinto día posterior a la fecundación del óvulo por el espermatozoide, el producto adquiere el nombre de embrión y ese es el momento en que se debe introducir al organismo, explicó la especialista.

Recordó que la infertilidad afecta a 17 por ciento de las parejas en los países latinoamericanos, por lo que es un problema de salud pública y los gobiernos deberían asegurarse de garantizar el acceso a tratamientos y de dar la mejor información posible.

La especialista resaltó que existen grandes avances en las técnicas de reproducción asistida, principalmente para identificar al embrión con mayores posibilidades de implantarse, con lo que sólo se transfiere uno a la mujer y se evitan los embarazos de dos o más productos.

Entre los grupos de expertos, dijo, no es motivo de orgullo presentar informes con cifras elevadas de embarazos múltiples. Al contrario, indicadores de ese tipo son motivo de alerta y de promover entre los médicos y las clínicas de fertilidad cursos de educación continua y actualización.