Chayogate jarocho
Hoy, como ayer
Panismo amnésico
Robles, en jaque
l Chayogate jarocho tiene que ver con el presente y el futuro, pero sobre todo con el pasado inmediato. En el hoy y el mañana, con este episodio ahumado se busca pintar un rostro combativo en el armatoste de blanco y azul que se había desdibujado al entregarse al peñismo en el tramo del Pacto por México que, por cierto, con estos escándalos puede darse por terminado, al menos en los términos operativos impactantes que hasta ahora había tenido. El panismo también busca incrementar sus fichas con la intención de canjear a sus prefigurados rehenes judiciales (la ex procuradora Marisela Morales y el ex vicepresidente policiaco, Genaro García Luna, con Felipe Calderón como el verdadero villano, no encarcelable) por la cabeza de la secretaria Pepsi y otros involucrados de rango federal.
Pero en este rodaje de aventuras políticas extremas nadie es inocente. No lo es el panismo que hoy denuncia con pasión amnésica lo mismo que hizo durante dos sexenios y que con la ayuda de los Yunes blanquiazules pretende desmarcarse de sus alianzas y pactos con el PRI al que tanto llegaron a semejarse, según diagnóstico del mismo Gustavo Madero, ahora tan prosopopéyico (Miguel Ángel Yunes Linares, ex director del Issste y sus hijos, Fernando Yunes Márquez, actual senador, y Miguel Ángel junior, ex alcalde de Boca del Río; mientras los senadores priístas son Héctor Yunes Landa y José Francisco Yunes Zorrilla). No el PRD tan lento en despojarse de su ropaje de colaboracionismo con Peña Nieto, practicante de similares ejercicios adulteradores de la función y los recursos públicos en los lugares donde ha gobernado, con el Distrito Federal como añoso ejemplo de la institucionalización del clientelismo con cargo al erario.
Pero la clave, y el mayor golpe, están en el pasado. El material grabado en Veracruz revela crudamente los mecanismos de compra del voto rumbo a elecciones locales en una entidad federativa pero, en realidad, está confirmando lo hecho en pasados comicios, los presidenciales de 2012 en primer lugar (en junio de 2012, por ejemplo, esta columna dio a conocer el plan Sumemos 10, que volcaba a la estructura educativa estatal en la promoción del voto priísta en el distrito de Coatepec http://bit.ly/11mr2R6). Lo de hoy no es una ocurrencia o una excepción, sino una tendencia consolidada de aprovechamiento de los recursos públicos (esta vez, federales y estatales; el año pasado, los de los gobiernos priístas en favor de su candidato presidencial). El PRI de 2012 no tuvo el cofre abierto de Sedeso, pero sí el de las tesorerías de los estados que así quedaron tan endeudados que ahora, desde la Secretaría de Hacienda del vicepresidente ejecutivo, Luis Videgaray, se tejen los mecanismos de salvación financiera para esos gobernadores que cooperaron con la campaña electoral que él coordinó.
Veracruz ha estado en el centro del escándalo en los años recientes. Desde las voladoras maletas detectadas con 25 millones en efectivo hasta el escándalo de los audios y el video de última hora, pasando por la agresión constante a periodistas locales y las amenazas a los propios y, según lo denunciado por la revista Proceso, a Jorge Carrasco, el comisionado de ese semanario para dar seguimiento a las sabidas diligencias infructuosas relacionadas con el asesinato de la corresponsal Regina Martínez.
La suerte del socio, Duarte de Ochoa, dependerá de los resultados electorales venideros (que habrían sido más difíciles si el tribunal electoral hubiera permitido que fueran en alianza el PAN y el PRD), con Fidel Herrera como virtual diputado local y jefe de la bancada de tres colores en el congreso local, pero la de Rosario Robles no esperará tanto tiempo. Nombrada secretaria de Desarrollo Social como parte de estrategias de guerra sucia contra la izquierda de la que formó parte, y con cuerda superior para erigirse en operadora electoral contra el lopezobradorismo en todo el país y buscar la recuperación del Distrito Federal, Rosario Robles ha sido puesta en jaque.
Basta revisar la nómina de sus funcionarios centrales, de los directores de empresas tácticas (como Liconsa) y de los delegados federales para confirmar que, sin pudor alguno, se habilitó en muchos de esos cargos a expertos en asuntos políticos y electorales. Por ello es que tuvo que separar al delegado en Veracruz, Ranulfo Márquez, operador indudable del fidelismo y el duartismo en asuntos asistenciales-priístas y a seis funcionarios de menor rango. Tan entrampada está que las bancadas opositoras
abandonaron momentáneamente el salón de sesiones de San Lázaro en protesta porque el PRI y sus aliados impidieron abordar el tema del Rosariogate jarocho. En el Senado, para que no quedaran truncos los trabajos relacionados con la reforma de las telecomunicaciones, se aprobó que la ahumada titular de Sedeso comparezca ante esa cámara para explicar el embrollo que ha causado.
Peña Nieto no podrá sostener con fuerza el ya declinante esquema colaboracionista del Pacto por México si mantiene en el cargo a la ya tocada Rosario Robles. Tampoco podrá desarrollar su clarísima campaña de amago contra el calderonismo, tachado como responsable de los yerros que ahora va corrigiendo el justiciero
Enrique, si conserva en su cargo a la funcionaria previamente acusada de estar utilizando lo asistencial para fines electorales.
Y, mientras los dirigentes del Movimiento Popular de Guerrero dialogaban con el gobernador Ángel Aguirre a la hora de cerrar esta columna, en un día más de tensiones y riesgo de enfrentamientos, con autopista parcialmente obstruida, y cerco e irrupción en el Congreso estatal, y con los antimotines listos para entrar en acción, ¡feliz fin de semana, con la revista Time colocando a Enrique Peña Nieto entre las 100 personalidades más influyentes del mundo, en una combinación mexiquense de Reagan (carisma), Obama (intelecto) y Clinton (habilidades)!
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