Contra el viento
ontra el viento (Des vents contraires, 2011), segundo largometraje del actor y realizador francés de origen argelino Jalil Lespert, inspi-rado en la novela homónima de Olivier Adam, muestra curio- sas similitudes con Bajo la arena (Sous le sable, 2008), el obsesivo relato de François Ozon sobre el tema de la desaparición de una persona amada. En ambas películas la súbita partida de la pareja (un evento rodeado de misterio) sume a la persona abandonada en un desasosiego existencial que constituye el núcleo de la trama. Un juego de entrecruzamientos temporales remite en los dos casos a momentos anteriores de la vida conyugal, matizando o enriqueciendo el drama interior que vive en su soledad el protagonista.
En la cinta de Lespert hay mayor información sobre los posibles motivos de la partida de Sarah (Audrey Tautou), la enérgica y muy centrada esposa de Paul Anderen (Benoît Magimel), un escritor insatisfecho con la escasa fortuna de su obra. El tema de la frustración es omnipresente; frustración profesional del marido y también frustración afectiva de la esposa, incapaz de soportar el lastre de una convivencia marcada por la amargura de su pareja. A partir de la desaparición misteriosa, y a cargo ya del cuidado de sus dos hijos pequeños, el escritor parte a la costa normanda en busca de una nueva vida.
La novedad del relato es su minuciosa descripción de una crisis masculina, a contracorriente de melodramas que fincan su atención en la vulnerabilidad física y moral de la mujer abandonada. La cinta gana fuerza dramática con la estupenda actuación de un Benoît Magimel enigmático y hosco, indiferente a las solicitaciones de otras mujeres, y particularmente solidario con otros hombres que viven situaciones parecidas a la suya, como el caso de un amigo ex presidiario alejado por mandato judicial de todo contacto con su hijo. Una trama secundaria, un tanto forzada, coloca a Paul frente a la inspectora de policía Josée (Isabelle Carré), quien se vuelve una suerte de conciencia moral ante los dilemas que plantea el asunto de una paternidad responsable. Otra trama, menos convincente y menos interesante, lo enfrenta a Paul a la infatuación erótica de Marie Ange (Justine Leblanc), una joven dispuesta a sacarlo de su ostracismo afectivo. La exploración sicológica que prometía mayor complejidad y agudeza, se prolonga y dispersa en narrativas un tanto inocuas que no logran cuajar del todo.
Se exhibe en la sala 7 de la Cineteca Nacional (15 y 19 horas).
Twitter: @CarlosBonfil1