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Participó en el congreso sobre predicadores de América, en el Centro Universitario Cultural

El papa Francisco pugna por un catolicismo político: Di Stefano

Argentina, único país de AL que no separó a la Iglesia del Estado, dice el historiador a La Jornada

¿Qué hará el Vaticano con las mujeres que detentan un alto protagonismo en el clero?, inquiere

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Roberto Di Stefano, investigador argentino, durante la entrevista con La JornadaFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de abril de 2013, p. 3

El obispo Jorge Mario Bergoglio, ahora papa Francisco, es heredero de la tradicional y singular relación histórica entre el Estado y la jerarquía religiosa que sólo en Argentina se desarrolló.

Es un hombre que tiene en la cabeza la idea de un catolicismo muy político. Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires, no fue sólo un pastor, pues actuó activamente en la política nacional, explicó el historiador argentino Roberto Di Stefano, quien participa en el primer Congreso Internacional de Historia de la Orden de los Predicadores de América, que se desarrolla en el Centro Universitario Cultural.

Para entender lo anterior, es necesario conocer de dónde viene el papa Francisco y cuáles serían sus acciones y decisiones, comentó a La Jornada el investigador.

“En el siglo XIX, a diferencia de México, Argentina era un país marginal del imperio español, por lo que la Iglesia nunca tuvo la riqueza que poseyó en México. La de Argentina, siempre fue una Iglesia débil y pobre.

“El problema que surge en México en la época de la Reforma, que implicó desamortizar los bienes de la Iglesia, es decir, la separación Iglesia-Estado, en Argentina es lo contrario, el Estado tiene que mantener a la Iglesia.

Los liberales mexicanos, tienen a la Iglesia como un obstáculo para el desarrollo. Los argentinos tienen el problema contrario: el Estado no puede hacerse cargo de tan enorme territorio, casi desierto, por tanto, necesita de la Iglesia católica para construir el desarrollo de la nación.

Fuego de paja

Argentina es el único país en América Latina, destacó Di Stefano, “que nunca separó la Iglesia del Estado. Ambas fuerzas, a finales del siglo XIX, se dieron cuenta de que ninguno podía existir sin el otro. Entonces, los conflictos siempre fueron ‘fuego de paja’”.

A finales de los años 30 y principios de los 40 del siglo pasado, en Argentina hubo un momento de mayor amalgama. “Ante los fascismos italiano y español, surge un catolicismo que se propone como alternativa. Ello genera cierta legitimidad religiosa, por lo que: a menor legitimidad política, mayor legitimidad religiosa.

“Los gobiernos militares en Argentina, con un problema de legitimidad de origen, pues nacen de un golpe de Estado, apelan a ese catolicismo para compensar sus falta de legitimidad.

“Con (Juan Domingo) Perón, eso estalla. Porque Perón tiene una visión muy crítica de la jerarquía eclesiástica. Eva Perón propone un ‘cristianismo peronista’, esto es, reivindicar un Cristo de los pobres, contrapuesto a las jerarquías de la Iglesia, al catolicismo de las oligarquías.

La idea era lograr tener un catolicismo subordinado al peronismo. Pero aquél, por su tradición que lo vinculaba al Estado, no quiere aceptar, porque éste se piensa por encima de las partes. El catolicismo argentino se piensa como la verdadera nación.

Cuando la crisis en Argentina estalló, abundó Di Stefano, “llamaron a los obispos para que fueran ellos quienes sacaran ‘la papa del fuego’. Se inventaron el denominado Diálogo argentino, y ahí el obispo Jorge Mario Bergoglio, hoy papa Francisco, jugó un papel fundamental, porque los obispos son los mediadores entre los políticos y los sindicalistas. Lo significativo, destacó el historiador, es que llamaron a los obispos para ese trabajo”.

El papa Francisco tiene en la cabeza la idea de un catolicismo muy político. Bergolio, como arzobispo de Buenos Aires, no fue sólo un pastor, fue un hombre que actuó activamente en la política nacional. Es un hombre convencido de que hay que proteger la identidad católica, amenazada por fuerzas disolventes como el matrimonio homosexual y el aborto, entre otras cuestiones.

Bergoglio, en Argentina, “se preocupaba por los pobres, viajaba en Metro y también se entrevistaba con los políticos de la oposición. Por eso los Kirchner lo detestaban y consideraban un traidor. Al mismo tiempo que era muy sencillo, que se acercaba a los pobres, era muy conservador, respecto del tema del aborto y el matrimonio homosexual.

“Si lo tuviéramos que definir –señaló el historiador–, Bergoglio es un populista conservador.”

Pero, según Di Stefano, no hay que cometer el error de pensar que el papa Francisco va a hacer lo mismo que Bergoglio arzobispo; son dos cosas distintas.

Respecto de la relación de Bergoglio con la dictadura, el académico explicó: “A veces se cae en tonterías. Como por ejemplo, poner una fotografía del arzobispo de Buenos Aires con el presidente (Jorge Rafael) Videla. Por cuestiones protocolarias ambos mantenían relación, les gustara o no, pero la foto no demuestra nada.

Una foto de Bergoglio dando la mano al almirante (Emilio Eduardo) Massera, quien fue un represor, que tiene las manos manchadas de sangre, no necesariamente quiere decir algo, porque Bergoglio en aquella época debía relacionarse con esa gente.

La cuestión, se inquiere al experto, no son las fotografías, sino el caso del secuestro y tortura de dos sacerdotes jesuitas, uno de los cuales dio testimonio de que Bergoglio los denunció. Al respecto, Di Stefano comentó: Hablamos de la voz de una de las víctimas. Puede ser. A lo mejor tiene razón, pero yo no lo sé. También hay otra versión, de gente que conoció a Bergoglio y dice que él nada tuvo que ver, que siempre fue crítico de la dictadura y nunca denunció a nadie. Eso también puede ser, pero tampoco me consta.

Paso audaz del Vaticano

–¿Qué implica la elección de Bergoglio como Papa?

–Es un paso muy audaz del Vaticano. Juan Pablo II y Benedicto XVI construyeron una especie de monarquía absoluta, que se encontró en un callejón sin salida: cada vez tienen menos clero, dejaron el escándalo financiero y el de los abusos sexuales a menores... y al elegir a un Papa latinoamericano envian un mensaje, Saben que Bergoglio es una especie de animal político que sabe construir y manejar el poder.

Francisco “se las tendrá que ver con problemas como la diócesis de Roma, la Curia, el Estado vaticano, la Iglesia italiana y la Iglesia universal.

Ante ello, da ciertas señales de cambio. Gestos que se relacionan con lo que se denomina la colegialidad vaticana, pues por un lado se tiene que mover como el papa Francisco, el vicario de Cristo y, por otro, es un obispo más. La cuestión es cómo jugará esa relación: como Papa, hasta arriba de toda jerarquía y como un obispo. Bergoglio se ha mostrado, hasta el momento, más como un obispo. Desde un punto de vista político, eso es muy importante.

El actual Papa integró un grupo de ocho cardenales de los cinco continentes para que lo aconsejen en el gobierno de la Iglesia y estudien un proyecto de revisión de la Curia romana.

Con esas señales, hasta se podría pensar en la posible convocatoria de un concilio nuevo. Pero lo más audaz es que no se reunieran en el Vaticano, sino en Brasil o la ciudad de México.

El Vaticano siempre ha tenido un problema muy fuerte con el tema de la sexualidad, no sólo debe enfrentar los escándalos de los abusos sexuales y la cuestión financiera, también el gravísimo problema de reclutamiento de clero. ¿Cómo lo van a resolver? Una forma radical sería abolir el celibato, pero eso no lo va hacer Bergoglio. Pero pueden empezar a ordenar sacerdotes a hombres casados.

Otra cuestión es qué va hacer el Vaticano con las mujeres, pues tienen un alto protagonismo en la Iglesia, sobre todo en zonas rurales de América Latina o África, donde la Iglesia la representa una mujer. Las tienen bloqueadas al diaconado y al sacerdocio. El Vaticano debe reconocer que la mujer ocupa otro lugar en el mundo y no otro lugar en la Iglesia.