Instan a contar con una política de Estado
Domingo 28 de abril de 2013, p. 23
Guanajuato, Gto., 27 de abril.
Muchas de las escenas de la película clásica del cine mexicano Las momias de Guanajuato fueron filmadas en el museo Diego Rivera Anahuacalli.
El museo que acoge a las famosas momias recibe a 60 mil de los 70 mil visitantes que llegan a Guanajuato, mientras el recinto cultural del muralista guanajuatense es buscado hasta por la revista Playboy para organizar cocteles.
El cine representó uno de los mejores instrumentos para la promoción turística de México durante el siglo pasado y en la actualidad debería ser considerado, nuevamente, como parte de la estrategia de comunicación a escala nacional e internacional, tanto para vender a los destinos mexicanos como para mejorar la imagen del país en el extranjero, según se desprende de un debate realizado aquí durante el foro nacional Kultur.
Sería una política de Estado en el ámbito turístico y en el cine. Que se otorguen más recursos a esta industria pero se asegure que los destinos mexicanos estarán siendo proyectados dentro de una película
, consideró Gastón Pavlovich, productor y escritor de la cinta El estudiante.
Una buena historia jamás se olvida, explicó, y qué mejor si en una obra cinematográfica se proyectan los destinos turísticos de país. Una película sería más redituable que un espectacular de México en París porque tendría millones de personas como audiencia y la gente nunca olvida una buena historia
.
Recordó que la política de Estado en materia cinematográfica logró levantar a la industria en los recientes 20 años gracias a incentivos fiscales y apoyos de distintas instituciones, pero la propuesta es otorgar recurso públicos de los estados que busquen promocionar sus destinos.
A decir de José Navarrete, director del museo donde se exhiben las momias de Guanajuato, la mejor publicidad es la denominada de boca en boca
.
Hilda Trujillo, directora del museo Anahuacalli, afirmó que este recinto fue escenario de muchas escenas
de esa película y hasta la revista Playboy lo solicitó para efectuar una reunión de coctel.
Hay empresas que “nos piden los museos para hacer cocteles, un servicio que está prohibido en muchos museos. A la única empresa que le dije no y me arrepiento fue a Playboy, porque tiene su público”, reveló Trujillo.
Y espera redimir el pecado
de rechazar la propuesta de esa compañía.