El Instituto Federal Electoral (IFE) cumplió 20 años de aplicar una política internacional, lapso en el cual el país ha pasado de tener proscrita la observación comicial de extranjeros a convertirse en activo participante en misiones de análisis y asistencia en la materia en todo el mundo.

En ese periodo pasó de atraer una importante cantidad de visitantes tras las polémicas elecciones de 1988 a ser asesor en el diseño de sistemas electorales, como el de Irak.

Manuel Carrillo Poblano, coordinador de Asuntos Internacionales del IFE desde que se creó esa instancia en vísperas de los comicios de 1994, subraya que México ha tenido una importante transformación en cuanto a su sistema democrático y participación en asistencia electoral en el mundo. En la actualidad, dice el funcionario, el país colabora estrechamente con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en diversos proyectos y fue uno de los impulsores de la creación de un centro de capacitación para las naciones que lo requieren.

La evolución se ha dado a partir de importantes momentos en dicha política. El primero fue crear en 1993 la Coordinación de Asuntos Internacionales para hacer frente a la atracción global que tenían las elecciones de 1994. Se partía de que la presencia de extranjeros para observar los comicios era ilegal, violaba la soberanía. Pero se replanteó todo y comenzó una apertura que favoreció la presencia masiva de extranjeros en aquellos comicios, conformándose incluso un Fondo de Apoyo para la Observación Electoral.

Carrillo Poblano considera que la incorporación del IFE a los principales circuitos de la democracia mundial fue un segundo momento de relevancia. De 1993 a 2000 México se sumó a misiones para América, Europa, Asia y Oceanía.

Posteriormente comenzó el diseño de una política internacional, con la premisa de participar activamente en acciones de cooperación a escala global. México propuso (por conducto del IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) la creación de un centro internacional de capacitación, el cual fue bien aceptado mundialmente y ha generado iniciativas semejantes.

En ese proceso destacan los aportes de México en Irak al término de la guerra. La asistencia, dice Poblano, fue fundamental para crear ese sistema comicial a partir de la experiencia mexicana, en la que participaron los entonces consejeros Alonso Lujambio y Jaqueline Peschard.

Sin embargo, la actividad internacional se ha extendido. En 1999, junto con la ONU, el país fue uno de los participantes en la realización del plebiscito de autodeterminación de Timor Oriental; en 2001, tras la caída del presidente Alberto Fujimori, el IFE se sumó a la asistencia para organizar comicios en menos de 100 días. En Haití, en 2004, concurrió en la organización de los comicios.