La madre y su influencia en el deporte
n nuestro país es posible que la madre sea la persona con mayor influencia para la práctica deportiva de los infantes. Un estudio en la UNAM, titulado Expediente Deportivo, lo identifica: a mayor cantidad de años que la madre dedica a la práctica deportiva, mayor el tiempo que los hijos e hijas destinan al deporte.
Esta situación puede ser reflejo de la condición y acomodos sociales de nuestro país; es aún la madre quien más tiempo pasa con los hijos. Una complicada situación laboral femenina, una mejor retribución económica al sexo masculino por las mismas labores y el desempeño mayoritario de las tareas domésticas por la mujer ocasionan que siga siendo la madre la que más tiempo pasa en casa para el cuidado de los hijos e hijas.
Por lo anterior, es la madre la que con mayor frecuencia lleva a niñas y niños al entrenamiento, e igualmente la que pasa por ellos. A veces, la madre incluso se queda de inicio a fin a observar la práctica. Por esta razón, vive un vínculo directo al estar en el momento preciso del acto deportivo. Es natural que cuando en una familia se le da importancia a una actividad, sea ésta del tipo que sea (cultural, artística o deportiva), sus integrantes busquen expresarse de la forma que más importa para esa familia.
En casa, primera referencia
En el caso de la socialización deportiva, los hijos van andando un camino donde la primera y fundamental referencia está en casa. Después, en las canchas, entrenadores y familia le van diciendo qué es lo mejor; luego su mirada se dirigirá más a los compañeros y entrenadores para valorar su desempeño. Cuando en una casa se le da valor al desarrollo deportivo, se establece una especie de lenguaje que permite que esta actividad sea más que un juego, convirtiéndose en una posibilidad de crecimiento personal.
Resulta imperativo que en México se incluya más a las mujeres en las prácticas deportivas, igualando todas las condiciones de oportunidad para ellas. Es penoso ver el énfasis sexista en los anuncios y eventos deportivos, pero es aún más indignante que niños y niñas escuchen lo que se grita en los estadios de futbol a las edecanes. Es elemental considerar que son las mujeres las que educan a nuestros deportistas.