Presenta su novela Querido Escorpión en la cuarta feria del libro de Azcapotzalco
Miércoles 8 de mayo de 2013, p. 5
La intelectualidad mexicana peca de solemne y acartonada, no tiene sentido del humor
, señala Benito Taibo (DF, 1960), a propósito de la publicación de su novela Querido Escorpión (editada por Planeta) en la que, además de narrar con ironía y sarcasmo la historia de una pequeña isla caribeña bajo el dominio de un dictador, rinde un homenaje mínimo pero necesario a uno de los grandes de la literatura mexicana, pero que ha sido olvidado por curiosos y extraños motivos: Jorge Ibargüengoitia
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Así lo señala en entrevista con La Jornada, convencido de que, a la manera del autor de Los relámpagos de agosto, es posible y necesario en estos días escribir bien, divertido, con humor negro y de una manera mordaz
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Con ese espíritu Taibo construye los relatos en torno a una imaginaria Arcadia, un país donde confluyen todas las locuras del poder que ha soportado América los recientes siglos.
Ningún poder es inocente
Creo que el humor en la literatura se perdió en los recientes tiempos, en gran medida, porque el país no estaba para risas. Sin embargo, estamos llenos de escritores con una pluma sarcástica, ahí están, haciendo su ronchita, pero siempre vistos con un enorme desprecio, ninguneados por esos que se llaman crítica. Hay que recuperar el humor, cueste lo que cueste. Más que el humor, la posibilidad del sarcasmo
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El autor reconoce que gran parte de su educación sentimental en su adolescencia se vio influenciada por las novelas de dictadores: “En particular quedé sorprendido y arrodillado frente al inmenso talento del paraguayo Augusto Roa Bastos (1917-2005) con Yo el Supremo (1974), ese libro debería de ser una lectura obligada, sobre todo para no olvidar. Existen siete u ocho novelas acerca de dictadores que marcan mi vida, no sólo por el tema ideológico sino por lo espectacularmente escritas. Ahora quise contar mi versión sobre los dictadores”.
El hombre en el poder que gobierna Arcadia, llamado el Supremo Conductor Nacional, quien no mueve un dedo hasta no conocer los designios de su horóscopo diario, “podría ser cualquiera, porque un dictador es un dictador lo pongas donde lo pongas, lo vistas como lo vistas, con el paisaje que le pongas atrás. Parto de una sencilla premisa: Honorato de Balzac, en La Comedia Humana, dice: ‘Ningún poder es inocente’, y esa es la lógica que intento reflejar.
“Porque siempre, detrás del poder, está la componenda, la sangre, el horror, la desesperanza, una cantidad de cosas que no se ven a primera vista, que no están en el paseíllo farandulesco, sino en los entretelones.
“Querido Escorpión es la historia de un hombre pequeñito, un periodista, que lo único que quiere en su vida es tener un traje de baño, una cafetera francesa y dinero para comprar libros; eso lo logra haciendo su oficio hasta que un día lo obligan a escribir la sección de horóscopos del diario. Por azares del destino acaba siendo el astrólogo personal del dictador de la isla”.
Cascada de disparates y excesos
A partir de esa anécdota suceden en Arcadia una cascada de disparates y excesos nada ajenos a los que conforman el pasado de nuestro continente: Rafael Leónidas Trujillo (1891-1961), militar que gobernó República Dominicana de 1930 hasta su asesinato, hacía rituales y bebía sangre de gallina fresca para conservar el poder; la argentina Isabelita Martínez de Perón tenía al brujo José López Rega, quien si no le decía lo que le auguraban los astros ese día no salía de la Casa Rosada; el propio Hitler creía en los símbolos, la magia y en el poder de la cruz suástica que provenía de la India. Esta es la parte terrible del pensamiento mágico: estar ideando cómo perpetuarse en el poder y mantener dominado a todo un pueblo
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Al escribir Querido Escorpión, Taibo, por encima de todo, se divirtió como enano
, asegura, “porque sólo soy un lector que escribe, es decir, escribo lo que me gustaría leer, y por eso trato de incluir elementos en la novela para ponerme en el mismo punto de vista del lector. No hay de otra.
“Cada vez que miro a un lector a los ojos, sólo soy un reflejo de esa mirada. Sin los demás no seríamos nadie, eso es lo que han olvidado algunos escritores.
Escribir para uno mismo me parece un acto de onanismo ridículo, y hay quienes sólo escriben para un cierto grupo que te aplaudirá y dará cierto reconocimiento. Pero estoy convencido de que hay que ir de la mano de los lectores, que nos vayan acompañando en el camino. Por eso todo es un juego en este relato, entre lo que existe y lo que no, al fin, no es más que toda la locura que ha padecido nuestra América
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El libro Querido Escopión, de Benito Taibo, se presenta hoy a las 19 horas en la cuarta Feria Internacional del Libro de Azcapotzalco, en la explanada delegacional (calle Castilla Oriente, esquina avenida 22 de Febrero). Participa Fritz Glockner.