Durante la presentación del libro Misógino feminista, la escritora y periodista Elena Poniatowska manifestó: “Monsiváis amó a su país, a sus gatos, a sus escritos, pero no amó a las mujeres, ni una vez ni un día ni un ratito.

“A pesar del rechazo –prosiguió– las mujeres que somos llevadas de la mala lo amamos con pasión tormentosa. Y, entre más rechazadas, más lo seguimos. Esta reunión de mujeres a dos años de su muerte (por cumplirse el 19 de junio) es una prueba de ello”.

Publicado por el sello Océano y coordinado por Marta Lamas, el volumen recoge una selección de textos de Carlos Monsiváis (1938-2010) publicados en las revistas Debate feminista, Fem y Siempre.

Ante las amigas del autor de Días de guardar, y el público que llenó el auditorio de la librería Rosario Castellanos, así como los que se quedaron en la galería viendo la presentación en las pantallas instaladas, Poniatowska recordó que quien antes que nadie descubrió el género Carlos Monsiváis fue la estadunidense Linda Egan en 1990, y lo celebró como Octavio Paz también lo hizo al llamarlo inclasificable. Lo primero que Egan escribió es que Monsiváis amó desesperadamente a su país y por eso mismo logró un análisis profundo del México que todavía hoy se mantiene en la pobreza, el México de carne y hueso, el de todos los días y el de todas las manifestaciones, el del relajo, el de la calle.

Gurú de Beatriz Sánchez

Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del homenajeado, siempre compartió muchos gustos, ideas, posiciones políticas, puntos de vista con Carlos, pero pensaba que el tema del feminismo no era el rubro que podría compartir con él. Por eso, el primer artículo que escribió sobre el feminismo y que pasé a máquina me sorprendió, no sólo porque compartía muchas ideas tan importantes para mí, sino porque me abría toda una perspectiva que no había visualizado y no había leído. Carlos era mi gurú y en este tema no fue la excepción.

Para la escritora Sandra Lorenzano el presente libro da cuenta del compromiso y complicidad totales de Monsiváis con la lucha de las mujeres y el movimiento feminista: Estoy segura, como todos ustedes y como muchísimos de nuestros compatriotas, que sin la voz, la agudeza, el implacable sentido ético, el absoluto compromiso con la justicia de Carlos Monsiváis, la lucha por una sociedad más justa con espacios para todos y todas, sería prácticamente imposible, como imposible o diferente hubiera sido la historia de las mujeres y feminismo.

Raquel Serur, al recordar las conversaciones telefónicas entre su esposo y el homenajeado, preguntó: ¿Qué no diría Bolívar (Echeverría) y tú ahora que regresó el PRI, qué no dirían de los mil y un horrores que se suceden día a día en el país. ¿Será que por eso se fueron porque la veían venir, porque la realidad del país se ha vuelto tan descarnada que ya ni la ironía exorcizaba la depresión.

Lilia Rossbach recordó su entrañable amistad con Monsiváis a quien conoció en 1969, durante una comida familiar, en casa de su tío Abel Quezada. El cronista necesitaba un espacio solitario y tranquilo para escribir un libro, entonces mi mamá de inmediato le ofreció un bungaló antiguo que estaba aislado en el Casino de la Selva, donde ella era la directora. Así empezó nuestra aventura semanal. Pasaba por él los viernes por la tarde y regresábamos al DF los lunes muy temprano. Teníamos el tiempo que duraban los trayectos para hablar un poco de todo. Sobra decir que marcó mi vida para siempre.

También participaron en esta fiesta de cumpleaños en que el regalo era el propio Monsiváis, Carmen y Magdalena Galindo, y se dio lectura a los textos enviados por Carmen Boullosa, Sara Sefchovich y Gabriela Cano. El director de teatro José Luis Ibáñez leyó dos textos del libro.